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“No hay nada nuevo en la salsa. Es la misma vieja música que se tocaba en Cuba desde hace cincuenta años. Y la tocan mal” —Machito. “No soy un cocinero, ¡soy un músico!” —Tito Puente.
No
está claro quién inventó el nombre, pero es probable
que comenzara a acuñarse como sinónimo del “sabor
picante” que les transmitía el nuevo género a sus
auditores. Sí podemos establecer que la primera institución
en fomentar la salsa fue el sello disquero Fania Records, fundado por
Jerry Masucci, que desde Nueva York expandió al resto de Estados
Unidos, América y el mundo a las primeras estrellas salseras
de la historia: Johnny Pacheco, Héctor Lavoe, Roberto Roena,
Pete ‘El Conde’ Rodríguez, Larry Harlow, Willy Colón.
Fania fue la cuna de Fania All Stars, uno de los más destacados
proyectos de orquestas salseras. —No me jacto de haber inventado el término "salsa" ni haber sido el primero en usarlo (soy muy joven). De lo que sí presumo es de ser el primero en ver el potencial de esa palabra como una herramienta de marketing para promover la música latina de Nueva York. Siempre había sentido que ‘música latina’ era un término demasiado amplio para el sonido que estaban creando los neoyorquinos latinos, y que se necesitaba de un nuevo nombre, que emocionara e identificara a la gente. "Salsa" era lo suficientemente fácil para que todos lo recordaran y pronunciaran. ‘Salsa’ era perfecto. Es desde fines de los años sesenta que puede rastrearse ya un concepto de identidad en torno a “lo latino” en Nueva York, con una estética y espíritu propios, y focos de encuentro como el hotel St. George de Brooklyn y la discoteca Cheetah. La creciente inmigración portorriqueña dejó a la comunidad boricua como un grupo inmediatamente reconocible al interior de Manhattan. Y es también, desde entonces, que se desarrolla la discreta pugna entre boricuas y cubanos por la paternidad del género. Si bien la salsa no existiría sin la música de baile cubana, fueron los puertorriqueños la que mejor y más rápidamente la desarrollaron. "Sin ellos se hubieran perdido", ha reconocido el cubano Juan Formell, de los Van Van. A partir de los años sesenta, la influencia de Cuba sobre la música bailable internacional quedó interrumpida de forma abrupta por la Revolución Cubana, el posterior conflicto entre la isla y Estados Unidos y el apoyo casi excluyente del castrismo a la Nueva Trova. Recién en la década de los noventa volvieron a la difusión internacional nombres isleños de importancia, incluyendo a Manolín (“El médico de la salsa”), Juan Formell y los Van Van, NG La Banda, Paulo FG, Adalberto Álvarez, La Charanga Habanera) e Issac Delgado. Curiosidad
salsera: Akira, Satoru, Gen, Masanori, Keiji, Naoki, Hideaki,
Kazuhiko son algunos de los dieciocho japoneses que diariamente acuden
a sus referencias latinas para darle vida a Nettai Tropical Jazz Big
Band, la orquesta japonesa que sucedió a la famosa Orquesta de
la Luz como el más exitoso combo de salsa de Oriente. En su disco
en vivo Live in Yokohama, Japan interpretan instrumentales
clásicos de Mario Bauzá, Tito Puente y Pérez Prado.
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