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UN LARGO CAMINO

Por Pablo Arce C.

El origen de la leyenda de una princesa que debe casarse con un príncipe desconocido se pierde en una remota antigüedad. Sin embargo, en el siglo XIII un poeta persa llamado Lari trasladó la acción del cuento a China y usó el nombre Turandot para la protagonista. Esta es la razón que explica por qué una noble china tiene ese apelativo tan extraño a su lingüística.

En algún momento, la historia pasó a formar parte de la colección de "Las mil y una noches", que comenzó a circular traducida en Europa a comienzos del siglo XVIII. En este medio de transporte, la historia recaló en la imaginación de Carlo Gozzi, transformándose en su fábula dramática de 1762. Luego, en 1801, el romántico Friedrich Schiller adapta la obra de Gozzi, poniendo énfasis en su aspectos trágicos.

Saltando al siglo XX, la historia de la Princesa de Hielo vendría a resolver las dudas de un atribulado Puccini, que veía pasar los años tras el estreno de "Il Trittico" en 1918 sin que se le ocurriera un argumento para su próxima obra. Turandot llegó a ser tema de conversación en una cena que sostuvo el compositor de Lucca con Giuseppe Adami, el libretista de "La Rondine" e "Il Tabarro", y Renato Simoni, autor de la adaptación teatral de la última de las mencionadas.

Puccini comenzó a escribir el primer acto en enero de 1921 y terminó la orquestación de éste en noviembre de 1922. No obstante, a finales de 1923, mientras orquestaba el segundo acto, un extraño dolor de garganta y una tos constante comenzaron a perturbarlo. Puccini no quiso ir a consultar a un especialista y logró completar el segundo acto en febrero de 1924. En adelante, consiguió terminar la orquestación del tercer acto hasta la muerte de Liù. Enfrascado en diferencias de apreciación con sus libretistas, retrasó el desarrollo de la transformación psicológica de Turandot, hasta que aceptó los textos que le ofreció Adami el 8 de octubre de 1924.

Dos días más tarde, los médicos que debió consultar debido al agravamiento de sus síntomas, le dieron el sombrío diagnóstico: el dolor de garganta era responsabilidad de un cáncer.

Puccini siguió componiendo para "Turandot" mientras estuvo internado en una clínica de Bruselas. Murió el 29 de noviembre de 1924, dejando sólo unos bocetos del final. Su amigo Arturo Toscanini, quien preparaba la dirección musical del estreno, asumió la responsabilidad de encontrar un músico que escribiera el dúo y la escena final del tercer acto.

El director de orquesta pensó primero en Riccardo Zandonai. Sin embargo, el encargado final de escribir el final fue Franco Alfano (1875 - 1954).

"Turandot" fue estrenada finalmente el 25 de Abril de 1926, en el Teatro alla Scala de Milán. Tan pronto como finaliza la escena de la muerte de Liù, Toscanini realizó una de las contadísimas declaraciones públicas que hizo en su larga vida: se volvió al público y dijo "Aquí termina la ópera, porque en este punto murió el maestro". La música de Alfano, o al menos el porcentaje de ella aceptado por Toscanini, debió esperar al día siguiente.


Un vistazo al argumento

En Pekín, China, en una época legendaria, Turandot, la hija del Emperador Altoum, ha ordenado a su verdugo Pu-tin-pao cobrar la vida de varios nobles de las más apartadas latitudes. El crimen de estos infelices fue acercarse al palacio imperial a pedir la mano de la princesa, sin haber podido resolver los tres enigmas que establecía un edicto.

El primer acto comienza cuando un mandarín recuerda a viva voz lo que establece el siniestro pergamino dirigido a los aspirantes a la mano de la princesa. A continuación, el funcionario informa que el último de los postulantes, el príncipe de Persia, ha fallado. La cruel multitud, sedienta de sangre, exige que el verdugo termine pronto con su labor y decapite al infortunado.

En medio del desorden, el desterrado y ciego rey tártaro Timur cae al suelo, sin que Liù su fiel sirvienta pueda evitarlo. Un joven desconocido, Calaf, lo ayuda a incorporarse y descubre con sorpresa que quien yace en el piso es su padre. Calaf le pregunta a Liù porque cuida con tanta dedicación a su desvalido progenitor. La esclava le contesta que porque una vez, en el palacio, Calaf le sonrió.

A continuación, aparece Turandot, quien sin pronunciar palabra, ordena con un gesto la ejecución del príncipe de Persia. Calaf queda absolutamente prendado de la inmensa belleza de la hija del Emperador y se decide a ganar su mano.

Ping, Pang y Pong, los ministros de la corte, símiles de las máscaras de la commedia dell'arte presentes en la fábula de Gozzi, y Timur tratan en vano de convencer a Calaf para que no acometa tan riesgosa empresa. Acto seguido, Liù realiza un último ruego a través de la célebre "Signore, ascolta!". No obstante, el heroico príncipe tártaro les informa que no cejará en su esfuerzo de conquistar a Turandot, mientras la grotesca multitud se regocija previendo a un próximo mártir del amor.

El segundo acto comienza con Ping, Pang y Pong y su tragicómico repaso por el reciente historial de ejecuciones, al tiempo que preparan simultáneamente la boda o el funeral, según sea la suerte que corra Calaf.

En la segunda escena comparece el Emperador Altoum, quien, resignado, da curso a los acontecimientos, no sin antes tratar de convencer por última vez a Calaf para que desista. Por fin Turandot abre la boca y explica la razón de su implacable comportamiento. Su gélido actuar es solidaridad con una antepasado -la princesa Lo-u-Ling- que fue violentada por un extranjero. A continuación, amenaza a Calaf y le espeta que tres son los enigmas, pero que la muerte es una.

Luego, ante un conjunto de sabios se realiza la prueba. Calaf contesta acertadamente "Esperanza", "Sangre" y "Turandot", desatando la ira de la princesa. El Emperador le recuerda a su hija que el juramento es sagrado y debe cumplirse. Calaf, conmovido, le propone a la gélida princesa que si adivina su nombre antes del amanecer, marchará al cadalso voluntariamente y renunciará a su mano.

El tercer acto comienza con la lectura de un nuevo decreto: la princesa ordena que nadie debe dormir en Pekín, bajo pena de muerte, pues el nombre del príncipe ignoto debe ser conocido antes de que salga el sol. Aquí aparece el momento más conocido de la ópera. En "Nessun dorma", Calaf le advierte a la princesa que nadie averiguará su nombre, conmina a las estrellas a ocultarse y anuncia su inminente victoria.

Ping, Pang y Pong tratan de convencer a Calaf para que se vaya, ofreciéndole tesoros y mujeres, para así salvar el pellejo de los súbditos de Pekín. Calaf se niega, pero en eso aparece una multitud que trae prisioneros a Timur y Liù, recordando que habían sido vistos conversando con Calaf.

Bajo tortura tratan de que Liù confiese el nombre del príncipe desconocido. La esclava coge la daga de un guardia desprevenido y se inmola por amor a Calaf sin decir su nombre. La muerte de la joven conmueve a todos los presentes, incluso hace vacilar a Turandot por unos instantes. El príncipe tártaro se aprovecha de esto para arrancarle el velo y besarla apasionadamente. Calaf le dice su nombre voluntariamente, pero la princesa de hielo, súbitamente humanizada, acepta su destino de unirse a él.

Al final, Turandot le relata a su padre, el Emperador Altoum, que el nombre del extranjero con que se casará es "Amor". El pueblo reunido celebra y les desea felicidad eterna.


El enigma argumental

Esta mezcolanza de cuento de hadas, tragedia cruel, leyenda y comedia grotesca; con personajes que o no evolucionan o se transforman por arte de magia en lo contrario que fueron siempre, con seres que se enamoran sólo con mirar; se transformó de todas formas en una de las óperas más queridas por el público.

La razón es fácil de encontrar en la música de Puccini, por el enorme potencial dramático de su madurez, por su riqueza descriptiva en el atractivo tratamiento del exotismo, por el potencial lírico y sentimental de la entrañable Liù, por el magnífico trabajo de la armonía y el desarrollo magistral de los recursos tímbricos. En suma, a pesar de su carácter de obra inconclusa, "Turandot" se instaló en el repertorio para quedarse por muchos años.

La gélida princesa regresa al Municipal

Con una producción de gran espectacularidad y una suntuosa escenografía y vestuario, "Turandot" vuelve al escenario del Teatro Municipal.

La producción -que tendrá la régie, escenografía e iluminación, del artista argentino Roberto Oswald y el vestuario de su compatriota, el diseñador Aníbal Lápiz- contará con un elenco que será encabezado, en las funciones del Abono Internacional, por las sopranos Audrey Stottler (Turandot) y la chilena que actualmente desarrolla una activa carrera en el extranjero, Angela Marambio (Liù); el tenor esloveno Janez Lotric (Calaf), el bajo ruso Yury Kissin (Timur) y los cantantes nacionales Patricio Sabaté (Ping, Canciller), Pablo Ortiz (Pang, Intendente) y Germán Greene (Pong, Cocinero).

Las funciones del Abono Internacional serán el jueves 28, a las 19 horas, el sábado 30 de agosto, a las 17 horas; el martes 2 y jueves 4 de septiembre a las 19 horas. En dichas presentaciones, la Orquesta Filarmónica de Santiago será dirigida por el maestro inglés Jan Latham-Koenig.

En tanto, el reparto de las funciones del Encuentro con la Opera será encabezado por la soprano norteamericana Caroline Whisnant (Turandot), el tenor chileno José Azócar (Calaf), la soprano chilena María Luz Martínez (Liù), el bajo cubano Homero Pérez (Timur), el barítono chileno Igor Concha (Ping, Canciller), el tenor chileno Leonardo Pohl (Pang, Intendente) y el tenor chileno José Castro (Pong, Cocinero) (viernes 29 de agosto; 1 y 3 de septiembre). En este caso, la Orquesta Filarmónica de Santiago actuará bajo la batuta del maestro Rodolfo Fischer.

Junto a ellos estará el Coro del Teatro Municipal que dirige Jorge Klastornick, y también el Coro de Niños de la Escuela Arturo Toro Amor que dirige Teresa Alfageme.