Un Cruze entre tecnología y economía

14 de Octubre de 2016 | 16:34 | Leo Mellado

BENCINA

12,3 km/l

AUTOMATICA

1,4 l

150 HP

SEDAN

15.990.000

El Chevrolet Cruze cambió por completo sin cambiar su segmento de público. Es decir, sigue siendo un sedán familiar tradicional en cuanto a tamaño y prestaciones, con su buen maletero (muy bueno) y apropiado espacio para cinco personas.

No obstante, respecto de la anterior generación, parece que hubiera cambiado aerodinámica por robustez y tamaño. Parece. En realidad es unos centímetros más largo, mientras que las diferencias en el ancho y el alto son incluso menos relevantes.

El auto es más ahusado y parece ir más pegado al suelo que la generación anterior, lo que subraya una puesta en escena más deportiva y refinada.

Más allá de eso, lo que importa es que la marca se ha decidido a incorporar sistemas de seguridad activa relativamente avanzados y con los que se puede contar siempre y cuando se compre la versión LTZ, que fue la que probamos. Se trata de la alerta de punto ciego, de salida de carril y de proximidad con un objeto frontal. Si en cambio se adquiere la versión de entrada LT, no se contará con nada de eso, pero al menos tendrá cuatro airbags (el LTZ tiene 6), ABS y control de estabilidad electrónica, así como cámara y sensores de retroceso.

De estos sistemas, el más notable es el de proximidad frontal, que sorprende al conductor con unas luces rojas que se proyectan en el parabrisas y una alarma bien estridente. Es muy eficaz para quitar la modorra en un taco. Una lucecita entre los instrumentos advierte que el Cruze se está aproximando al auto que está adelante: pasa de verde a amarillo y luego a rojo justo antes de que suene la alarma. Pero no se ve fácilmente.

Otra adición al modelo es el sistema de infoentretenimiento que Chevrolet llama MyLink. Permite conectarse con todo de manera sencilla via Bluetooth, tiene navegador e incluso ofrece wifi a bordo. Se maneja a través de una pantalla táctil de 8” bien intuitiva encajada en una consola central que por otro lado no ofrece ninguna novedad y, de hecho, es una versión evolucionada de la del anterior Cruze.

El módulo de instrumentos tiene otra pantallita, donde se despliegan datos del computador de viaje y que nos mostraron, por ejemplo, que en nuestro recorrido total el promedio de rendimiento fue de 12,3 km/l. Y esto si es muy notable.

No es fácil que para un auto del tamaño del Cruze se logren semejante resultado. Claro, pesa como 100 kilos menos que el anterior, pero la causa principal es el nuevo motor de 1,4 litros turboalimentado. Tiene 150 caballos y 245 Nm de torque máximo, mientras que la caja es automática de 6 cambios.

Anda bien. No es un auto para ir corriendo por la vida, pero si a alguien no le dicen que desplaza tan poco, creerá que tiene un motor de 2 litros o más. Lo mejor es que no le notamos ese desgraciado retardo en el encendido del turbo, así que las aceleraciones son suavecitas y parejas. Los cambios también pasan imperceptiblemente.

Además, la insonorización está bien trabajada, así que en la marcha solo se escucha un poco de ruido de rodadura y poco más. No obstante, no es un auto de suspensión blandengue como los viejos autos estadounidenses. La de este Cruze es más bien tensa. Un poco seca incluso, pero nada desagradable.

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