En medio de la extensa flora y fauna, las islas Galápagos, ubicadas a más de 900 kilómetros de las costas ecuatorianas, acogieron por tres días al nuevo integrante de la gama Hyundai, el Ioniq, el que comparte la misma mirada ecológica que la de los más de 20 mil habitantes del territorio galapagueño. Allí la firma coreana realizó un particular test drive de su primer modelo eléctrico.

Chile fue uno de los países beneficiados, ya que comenzó la prueba de manejo con la versión eléctrica del vehículo que hace unos meses se presentó en nuestro país. Antes de partir desde Baltra hasta Santa Cruz, se puede ver la evolución y dedicación que existe de este modelo, reflejado en la apariencia y los detalles en su interior. Sin embargo, la verdadera experiencia se inicia al dar arranque, ya que pareciera que todo sigue igual porque en el habitáculo no se percibe ningún tipo de ruido, gracias a la calidad de los materiales que aportan un óptimo nivel de insonorización y al conjunto eléctrico que aloja este modelo.

El recorrido era hasta Puerto Ayora, en la Reserva El Chato, donde habitan tortugas de 11 especies, con un peso de 300 kilos y con más de 100 años. En la primera toma de contacto con el Ioniq eléctrico, de inmediato sus detalles llaman la atención: caja automática controlada por botones y levas detrás del volante, pero que no funcionan para el cambio de las marchas sino para actuar regenerando la carga de energía a través de la detención.

Y es que el modelo ecoamistoso de Hyundai posee un motor eléctrico de alta potencia que brinda una empuje de 88 kW (118 hp) y 295 Nm de torque. Esto trabaja en conjunto con la batería de alto voltaje de polímero de iones de litio de gran capacidad de 28 kWh. De esta manera, el Ioniq eléctrico contaba con el escenario ideal para demostrar sus cualidades, ya que la ruta principalmente era una recta con varios ascensos y descensos, por lo que en las bajadas permitía ir cargando la batería.

Esta funcionalidad resulta ser bastante cómoda para el conductor, porque no distrae del manejo y permite elegir entre tres niveles de carga, siendo el primero el que menos interfiere a la hora de frenar, el segundo entregaba una interrupción intermedia en la aceleración; mientras que el tercero era más sensible, por lo que cuando se soltaba un poco el acelerador, la carga comenzaba inmediatamente. Todo este proceso se refleja en el panel de instrumentos, donde se puede ver el nivel de carga que existe de la batería y la autonomía que entrega. En todos los casos, la respuesta del motor fue ágil.

La habitabilidad en su interior fue otro de los puntos a favor del vehículo coreano, ya que las baterías fueron instaladas debajo de los asientos, por lo que no sacrifica espacio en el habitáculo. El interior refleja un estilo moderno, intuitivo con el usuario y de simple distribución.

Mientras que el Hyundai Ioniq híbrido, entrega un empuje más raudo, pero con otro tipo de sensación. Una de las grandes atracciones que posee es la respuesta que aporta el propulsor con la transmisión de doble embrague de seis marchas, que le permite ser más dinámico en su actuar y, a la vez, logra ceder emoción al volante con gran estabilidad.

Mayormente eso se debe a la dedicada inversión de tiempo que tuvo la marca coreana para crear este modelo, ya que la aerodinámica juega un papel fundamental para que funcione ligero y veloz, entregando un coeficiente aerodinámico de 0,24.

También se debe al trabajo que realizan los dos motores: de 1,6 litros con 104 caballos y 147 Nm de par máximo, y el bloque eléctrico de 143 hp y 265 Nm. Ambos conceden al conductor un manejo más vertiginoso y elástico, otorgando la impresión de que siempre está en estado de alerta y activación, hasta con la más mínima carga al pedal del acelerador. Además, posee dos modos de conducción: Eco y Sport, que combinan a la perfección la eficiencia de combustible con un manejo más dinámico y que aportan en la fluidez y energía que posee.