Que los chilenos somos expertos en infringir las reglas del tránsito, es un hecho. Y tanto como conductores como peatones, ya que los transeúntes cruzan las calles donde a ellos les parezca, muchas veces sin respetar los pasos peatonales habilitado para esta acción.
Si hablamos de conductores, es muy fácil encontrar a los que no señalizan para cambiarse de pista o doblar, pensando que los demás son adivinos. También existen los que aún y pese a todas las campañas de prevención realizadas, siguen hablando por teléfono sin manos libres. O para que nombrar a los que tiene complejo de piloto de Nascar, Fórmula Uno o piensan que son parte del elenco de Rápido y Furioso.
Según Gabriela Rosende, secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET), dentro de las faltas más comunes se encuentran “el bloqueo de cruces, no señalizar, uso de pista izquierda en carretera, poco respeto de pasos de cebra, manipulación de celulares durante la conducción, solo por nombrar las principales”.
Alberto Escobar, gerente de asuntos públicos de Automóvil Club de Chile y experto en seguridad vial de la institución, apoya varios “pecados” cometidos por los conductores chilenos que señala Rosende y explica porqué resultan ser peligrosos de realizar.
1. Transitar por la izquierda: el conductor chileno tienen el vicio de transitar por la izquierda y cree que esta es una pista de alta velocidad. Aunque existan dos pistas, siempre se debe circular por la derecha, ya que es el desplazamiento más seguro ante cualquier imprevisto en la ruta. De hecho, los automovilistas siempre debe circular por el lado derecho y la pista izquierda se debe utilizar exclusivamente para realizar maniobras de adelantamiento o cuando el tránsito se ve alterado y no permite una normal circulación. En autopistas y carreteras ocurre exactamente lo mismo. Muchos creen que al conducir en zonas de alta velocidad se pueden utilizar cualquier carril y no es así. Al mantener el carril derecho, todas las salidas, desvío, rotondas, caleteras, accesos a autopistas, son diseñadas para ser utilizadas en este sentido y por la misma razón siempre se debe mantener la derecha.
2. Amantes del acelerador: los automovilistas chilenos están convencidos que manejan bien y les gusta hacerlo notar conduciendo rápido y tomando riesgos. Continuamente, desafían las normas del tránsito y muestran un perfil extremadamente agresivo y desafiante cuando tienen que trasladarse por zonas urbanas o carreteras, abusando de las velocidades máximas permitidas Según nuestros estudios, el 60% de nuestros conductores exceden las velocidades máximas permitidas en zonas urbanas y el 50% lo hace en carreteras. En ambos casos, lo hacen en un promedio de 20 kilómetros sobre la máxima. Actualmente, se estima que cerca del 40% de la mortalidad causado en siniestros viales en el país es por circular a exceso de velocidad. Un ejercicio muy básico y práctico para los conductores es: si en zonas urbanas alcanza a leer la palabra Chile en la patente del automóvil que va adelante, significa que éste no lleva la distancia de seguridad para alcanzar a frenar y evitar una colisión. Otro dato. Es importante evitar circular detrás de vehículos pesados, ya que los frenos de aire son doblemente más poderosos que los de los automóviles comunes y corrientes, por lo tanto, esos vehículos de gran tonelaje se detienen en seco.
3. Luz Amarilla: el 90% de la actual generación al volante no tiene conocimientos relevantes de las leyes del tránsito y diariamente cometan alguna una falta grave o gravísima. Una de ellas, tiene relación con la interpretación de la luz amarilla en los semáforos. Muchos usuarios creen que la luz amarilla significa cruzar más rápido, pero es todo lo contrario, hay que detenerse. Aquí ocurre un fenómeno muy particular: la luz amarilla no nos hace frenar, sino acelerar y prácticamente nadie mantiene la distancia con el auto de adelante. De hecho, hay una gran cantidad de tacos que están relacionados con malos hábitos en la conducción. Muchos no alcanzan a cruzar en el semáforo, pero aceleran y lo hacen igual, bloqueando el paso y produciendo un gran desgaste en términos de tiempo.
4. Señalización: como nuestros conductores no tienen conocimientos relevantes de las normas viales, se han perpetuado malas prácticas en la conducción como es la costumbre de realizar virajes sin señalizar. Otros en cambio, tienen una práctica mucho más extraña: viran y luego señalizan. Como el 75% de la actual generación de automovilistas no cuenta con una formación vial, hace que automovilista chileno tenga la costumbre de conducir muy pegado, sin mantener una distancia prudente y razonable con el vehículo que lo antecede, lo que produce las habituales colisiones por alcance.
5. Distractores Tecnológicos: conducir sin estar atento a las condiciones del tránsito, pérdida de control del vehículo y no mantener una distancia razonable ni prudente con el automóvil que lo antecede, son las tres principales causas de siniestralidad vial que tiene el país. Gran parte de estos accidentes son causados por el uso y manipulación de teléfonos inteligentes. Si bien los automovilistas suelen minimizar los riesgos que existen sobre el uso de estos dispositivos y no lo relacionan como una acción que puede provocar un siniestro vial, los teléfonos celulares son catalogados a nivel mundial como el distractor tecnológico más peligroso y complejo para la conducción. De hecho, manipular un teléfono es igual como manejar en estado en ebriedad. Se recrean conductas similares, con la misma pérdida de reflejos en el volante, y se estima que es comparable al riesgo de conducir con una alcoholemia de 1 g/l. Los chilenos le han perdido el miedo a usar los celulares detrás del volante. Hablar o manipular un aparato tecnológico cuando se conduce no sólo distrae cognitivamente la capacidad de tomar decisiones acertadas del conductor, sino que también se pierde el poder de mantener una velocidad constante. Para controlar el uso de teléfonos en la conducción, sencillamente hay dos opciones: detenerse y estacionar el vehículo para su posterior uso o apagar definitivamente el equipo durante todos nuestros desplazamientos.
6. Doblar en segunda fila: parece una acción común entre nuestros conductores, pero es una infracción que está sancionada. El viraje en segunda fila se realiza frecuentemente en zonas de alto tráfico vehicular y el argumento más utilizado por parte de los conductores es que desde una calle de tres pistas se puede girar en estas condiciones, y no es así. Esta maniobra siempre se debe realizar por la pista que está cerca de la cuneta del carril correspondiente o del borde de la calzada.
7. Ingreso a Rotondas: es llamativo ver cómo cada día se generan grandes colapsos en pequeñas rotondas y todo porque los conductores, en general, no saben cómo deben desplazarse por estas vías. Esto sucede de forma transversal, desde el automovilista que recién está sumando kilometrajes, hasta el conductor de más avanzada edad. Lo primero que debemos recordar es que la prioridad en la rotonda es de quien ya está dentro, por lo que se debe ser paciente y esperar hasta el momento indicado para incorporarse. En el acceso a la rotonda siempre se debe acceder por el carril derecho. Dentro de ella se deben mantener en la pista de circulación y siempre señalizar el giro que se va a realizar. Jamás se hace a alta velocidad como nos hemos acostumbrado en Chile. Una regla sencilla y esencial que a veces olvidamos, es la de que al abandonar una rotonda corresponde hacerlo por la pista derecha.
8. Estacionarse: en la vía público o en lugares cerrados, ésta debe ser la maniobra más compleja que aún nuestros conductores no saben ejecutar. A muchos se les olvida que deben compartir el espacio público con otros automovilistas y aún es frecuente ver personas que ocupan dos espacios, que se pegan a los otros vehículos, que no miden la distancia con el que está detrás y que no respetan los lugares reservado a discapacitados , futuras mamás y tercera edad. Chile es un país tolerante con los malos conductores y la forma en cómo nos estacionamos, demuestra la baja conciencia social que tenemos para compartir el espacio público.