Todos los coches que se fabriquen y comercialicen en Europa a partir de 2022 deberán incluir un sistema que limitará electrónicamente la potencia del motor para reducir su velocidad dependiendo de los límites establecidos en cada autopista, calle o carretera.
Así se acordó luego que se diera luz verde a la propuesta presentada por el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) , organismo que explicó que según sus proyecciones esta medida podría reducir alrededor de 25 mil las víctimas fatales en accidentes de tránsito en un periodo de 15 años después de su incorporación obligatoria en el parque vehicular del viejo continente.
El sistema que regulará la velocidad de los automóviles fue llamado Asistencia Inteligente de Velocidad o ISA, y en una primera instancia operará con la posibilidad de ser desactivado por el conductor. Esta función estará vigente solo por un determinado espacio de tiempo para dar la posibilidad al chofer para que se acostumbre al dispositivo.
Se indicó además que la tecnología ISA usará los datos ofrecidos por el sistema GPS, así como de los sistemas de reconocimiento de las señales de tráfico.
Con el cruce de la información que de estos mecanismos se genere, el sistema se encargará de adecuar la velocidad del coche al límite de la vía por la que se esté circulando.
Una vez que se supere el límite de velocidad permitido, el sistema disparará una advertencia visual y sonora para que el conductor saque el pie del acelerador. De no tener respuesta el sistema reducirá automáticamente la velocidad del auto.
Uno de los primeros fabricantes de autos en apoyar esta medida fue la empresa Volvo que hace unos días ya anunció que los automóviles que salgan de sus plantas a partir de 2020 estarán restringido en 180 km/h.
