Se recomienda preferir chaquetas confeccionadas con materiales resistentes al roce y la abrasión, con colores vivos para favorecer la visibilidad y que se ajusten al cuerpo lo suficiente para ir cómodo y mantener los protectores de impacto en su sitio. Algunas chaquetas y chalecos cuentan con airbags integrados con tecnología de activación mecánica (chaqueta cuenta con un cordón que se engancha a la moto) o electrónica (detecta si el usuario está cayendo mediante acelerómetros).
Deben ser lo bastante anchos para estar cómodo, pero lo bastante ajustado para mantener los protectores de impacto en su sitio. Además, deben permitir al motociclista andar cómodamente cuando no esté en la moto. Hoy en día también existen pantalones que se adaptan mejor a diferentes condiciones climáticas como el caso de los modelos que cuentan con respiraderos que ayudan a mantener una correcta temperatura del cuerpo.
Deben proteger los pies, los dedos y los tobillos, sin impedir la conducción del vehículo. Las botas con protecciones de plástico o metal protegen más en caso de accidente. Tal como lo señala la normativa vigente, el calzado debe contar con planta antideslizante con el objetivo de mantener el pie en la motocicleta sin peligro que resbale durante la conducción.
Protegen las manos, dedos, nudillos y muñecas, ante las caídas e inclemencias del tiempo. Deben ser de materiales resistentes y cubrir la mano completa. Si bien las recomendaciones indican que deben quedar ajustados, no deben quedar demasiado ceñidos, ya que resultarían incómodos y protegerían menos del frío o la humedad. Por otro lado, los guantes muy holgados pueden hacer perder agarre y agilidad en los mandos de la moto.
Están diseñados para utilizarlos con la vestimenta normal y pueden comprarse por separado o ir incluidos en el equipamiento original. Estos elementos protegen contra las heridas provocadas al caerse o al golpearse contra el suelo en caso de accidente. Se recomienda que los protectores lleven la marca CE como prueba de que responden a las exigencias de las normas de la UE. Dentro de las ventajas es que, en caso de accidentes, evitan la laceración y la abrasión que se producen cuando existe una caída o se golpea contra la carretera, y evitan y reducen la gravedad de las contusiones, fracturas, desgarros musculares y daños colaterales.
2000Rango de años 2020