Un equipo de profesionales de la construcción en Francia realiza pruebas de una moderna carretera con un llamativo sistema de calefacción que busca evitar los accidentes que se generan debido a las bajas temperaturas que congelan las vías o cuando estas se cubren de nieve, tal como ocurre por estos días en varios puntos del hemisferio norte.
El sistema, que básicamente acumula el calor del verano en su red de tuberías para liberarlo durante los meses de invierno gracias al respaldo de otras fuentes de energía como calderas o red de calefacción urbana, busca además que se limite el uso de las tradicionales barredoras de nieve y sal para mantener despejadas las vías.
Estos sistemas si bien son eficientes, indican, generan a largo plazo millonarios gastos para las personas y organismos públicos al corroer aceleradamente los vehículos y el asfalto de las carreteras, sin contar que gran parte de esa sal va a parar a ríos, napas subterráneas o lagos cercanos.
De hecho, una investigación realizada por la Asociación Americana del Automóvil (AAA) reveló que la remoción de nieve y el deshielo de las carreteras son una amenaza para los vehículos y la infraestructura. En dicho informe se estimó que los daños causados por la sal en las carreteras pueden costar a los propietarios de automóviles hasta 3 mil millones de dólares anuales, sin contar su nocivo efecto en la estructura de las vías acelerando la aparición de baches.
Para hacer frente a este problema, Eurovia, filial de la constructora Vinci en Francia, está experimentando con su Power Road, nombre que le dieron a una avanzada carretera que puede regular su temperatura gracias a tuberías instaladas en su estructura y que permiten la transferencia de calor.
Según detalla el sitio Jalopnik.com, estos tubos absorben el calor en verano y lo liberan en invierno, con el apoyo de otros sistemas de calefacción. El resultado final es una carretera que puede mantenerse fresca en el periodo estival y hasta unos templados 140 grados Fahrenheit (60 grados celsius) en invierno.
El calor acumulado en los tubos, aseguran, también se puede utilizar para calentar edificios cercanos, proporcionar agua caliente o incluso calentar piscinas.
Últimos ensayos y piedra de tope
La Power Road, añadieron en la publicación, ha implicado años de desarrollo con varios puntos de prueba ya operativos en Francia.
El último tramo se construyó a unos 480 kilómetros de París en la localidad de Egletons donde se puso en funcionamiento un tramo de poco más de 120 metros de largo (394 pies) y cuya tubería está conectada además a la red de calefacción de biomasa de la ciudad.
Según recogen medios locales y especializados, esta avanzada vía ya ha demostrado sus potenciales durante estas últimas semanas.
Si bien los ensayos han sido todo un éxito, el principal problema radica en el alto costo que significa implementar esta nueva tecnología en las futuras carreteras y prueba de ello es que los 120 metros construidos en Egletons significaron 250 mil euros más (303 mil dólares) que lo que costaría una ruta convencional.
De ahí que algunos de kilómetros de rutas podrían significar varios millones de dólares extras, por lo que los expertos estiman que es una tecnología demasiado costosa para ser implementada en tramos extensos y que aún faltan algunos años para reducir sus valores de implementación.
No obstante, consideran que en la actualidad La Power Road podría ser una buena respuesta para incrementar la seguridad vial en puntos críticos de una ruta como intersecciones, puentes o curvas complejas, sin contar con otros tipos de infraestructuras críticas como las pistas de los aeropuertos.