Tras la muerte de Diego Armando Maradona no fueron pocos los que recordaron que el llamado “Pibe de Oro” era también un amante de los autos deportivos de alta gama, especialmente de los modelos Ferrari, llegando a tener un exclusivo F40, un Testarossa y dos F355 Spider.
No obstante, el “10” de Argentina, ganador del Mundial de 1986, también disfrutó de otros valiosos ejemplares como un Porsche 924, el que adquirió cuando recién tenía 19 años. Tiempo después, Diego compró un exclusivo ejemplar del Porsche 911 Cabriolet Turbo Look de la generación 964.
Precisamente este último coche saldrá a subasta entre el 3 y el 10 de marzo próximo en la ciudad de París, donde se llevará a cabo el evento "Grandes Marcas del Mundo" organizado por la empresa Bonhams.
A juicio de los especialistas, el solo hecho de que este deportivo alemán esté equipado con el Turbo Look lo hace un modelo más que singular, ya que se trata solo de un Carrera 2.
De hecho, la casa de subastas ha querido potenciar esta exclusividad recordando que solo se crearon 1.200 unidades con esta configuración en todo el mundo.
Según indica el historial del coche alemán, reconocible por sus aletas ensanchadas, este fue comprado por Diego Maradona el 6 de noviembre de 1992 cuando jugaba en el Sevilla F.C.
La historia cuenta que tras adquirirlo, el “Pibe de Oro” fue blanco de la polémica al ser descubierto manejando el deportivo a más de 180 km/h. en el casco urbano de la ciudad española, oportunidad donde además se saltó un semáforo en rojo.
Este “Nueveonce”, indica el sitio Motor1.com, es capaz de llegar a 260 km/h gracias a que bajo su capó esconde un motor bóxer de seis cilindros, con 3,6 litros y 250 CV.
En 1993 Diego Maradona regresó a Argentina vendiendo el deportivo a un residente de la isla de Mallorca, quien lo conservó por casi dos décadas para luego venderlo. El auto pasó por las manos de varios coleccionistas franceses.
El Porsche suma 120 mil kilómetros recorridos y se encuentra en excelentes condiciones, por lo que se estima podría ser vendido entre los 150.000 y los 200.000 euros, una cantidad muy elevada pero que se justifica por su historia.
