La crisis sanitaria desatada por el covid-19 ha obligado a todos los sectores productivos del país, en mayor o menor medida, a adaptar sus operaciones a un ambiente mucho más tecnologizado, evitando en lo posible el contacto directo entre las personas a fin de evitar el latente riesgo de los contagios. Las empresas que no entendieron la necesidad de acelerar esta transformación digital enfrentan ahora un complejo panorama o simplemente ya han bajado la cortina.
El desafío no era menor, especialmente para aquellas actividades que dependían de la relación directa con las personas. No obstante, aquellas que pudieron leer el “escenario pandémico” han podido salir adelante gracias a la adaptación y la creatividad necesaria, pudiendo entregar un buen servicio y con la máxima seguridad para sus clientes.
Es el caso de la firma Montemar Autos, una empresa cuya casa matriz está en Concón, Viña del Mar, con sucursales y red de ventas en Santiago y Concepción, que nació como un proyecto impulsado por los socios Ignacio Vega y Felipe Blanco, ambos profesionales con vasta experiencia en el comercio automotriz premium.
Un proyecto resiliente y flexible
La idea nació durante el último semestre de 2019 y si bien en un principio los planes eran abrir una automotora tradicional en la Ciudad Jardín, el estallido social los hizo repensar el formato.
Según contó Felipe Blanco, optaron por un innovador esquema, ya aplicado en Santiago, y que consiste en llevar la exposición de vehículos de alta gama hasta un estacionamiento subterráneo donde están más resguardados ante cualquier evento. El lugar escogido fue el sector Bosques de Montemar en la comuna de Concón.
Con la empresa ya en marcha la pandemia se instaló en Chile. "Tuvimos dos o tres meses complicados. Donde sí vendíamos autos, pero los números no estaban dando para poder sustentar un negocio que significaba tener una oficina, un subterráneo y solventar los gastos fijos, a lo que se sumó una falta de stock de autos. Ante la no llegada de vehículos nuevos, se produjo una revalorización de los autos usados y estos comenzaron a escasear", agregó.
El nuevo escenario obligó a los socios a repensar nuevamente el proyecto y enfocar sus esfuerzos en la búsqueda de nuevos sistemas para continuar con la actividad tomando como gran aliada a la tecnología, no solo para mantener el contacto con sus clientes, sino también para hacer del proceso de compraventa una acción segura, tanto en lo sanitario como en lo transaccional.
La pandemia nos enseñó una nueva forma de vender un auto
"De un momento a otro nos dimos cuenta que no teníamos stock de autos para vender. Conversando con Ignacio se nos ocurrió capitalizar nuestro trabajo, contactar a nuestros clientes que quisieran vender sus autos y nosotros hacernos cargo del trámite, más que nosotros comprar autos para luego venderlos. Nosotros ahora trabajamos con los autos de nuestros clientes, quienes confían en nosotros porque entienden que hoy día pueden vender su auto sin tener que, literalmente, moverse de su escritorio", explicó Blanco.
(Felipe Blanco - Ignacio Vega, socios fundadores de Montemar Autos)
En líneas generales la persona que desea vender su vehículo se contacta con Montemar Autos y la empresa se encarga de buscar un comprador. Una vez encontrado el futuro propietario, éste tiene la posibilidad de verlo en persona antes de concretar la operación acompañado siempre de un vendedor de la firma, sin que el dueño del vehículo tenga que estar presente.
"No todas las personas tienen tiempo para vender sus autos y pasar por todo el proceso que ello significa. Nosotros hacemos absolutamente todo, el cliente no hace nada de lo que tiene que ver con el proceso de venta y quien compra tampoco. Ellos lo único que hacen es ir a verlo si lo desean y luego tienen que firmar los papeles desde su teléfono. Por eso estamos convencidos de que es la mejor forma de poder vender o comprar un auto independiente de lo que pase con la pandemia después", explicó por su parte Ignacio Vega.
En ese contexto, explicaron que el vehículo en cuestión permanece con su propietario hasta que el dinero ha sido depositado en su cuenta bancaria. Ahí recién el auto pasa a manos de su nuevo dueño.
“Nosotros no recibimos dinero en efectivo, la persona que compra el auto debe pagar vía transferencia electrónica o bien con un vale vista nominativo que debe ser pedido en su banco y en presencia de un vendedor de la empresa que actúa como garante a fin de evitar eventuales estafas. El pago es a nosotros y Montemar Autos le cancela al vendedor del automóvil”, precisó Vega.
Todo desde el teléfono
En cuanto al contrato de compraventa todo se hace vía electrónica mediante una avanzada aplicación a la cual se puede acceder mediante el teléfono móvil. Lo mismo ocurre con el proceso de legalización en notarías digitales y la inscripción en el Registro Civil, proceso que también se realiza de manera digital.
“El proceso de notarización es súper rápido, se hace en 24 horas como máximo y ese mismo set contractual ya legalizado se envía directamente al Registro Civil. Todo eso se hace en línea, no existe una persona que vaya a dejar los documentos en forma física, lo que agiliza considerablemente el proceso que antes duraba un mes. Ahora puede llegar a durar cuatro días en total, tras lo cual el auto ya está transferido a la persona y el padrón le llega directamente al correo electrónico al nuevo comprador a través de un correo automatizado del mismo Registro Civil”, agregó Ignacio Vega.
