El uso exclusivo de vehículos eléctricos, previo abandono de los ejemplares híbridos y con motores convencionales, es un requisito indispensable para cumplir con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y dar cumplimiento al Acuerdo de París.
Así lo concluye un extenso estudio desarrollado por el Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT por sus siglas en inglés), una organización independiente y sin ánimo de lucro dedicada a elaborar análisis técnicos y científicos a reguladores medioambientales.
En el documento se destaca que solo los vehículos eléctricos de batería (VEB) y de pila de combustible de hidrógeno (FCEV en inglés) impulsados por electricidad renovable son aptos si se quiere lograr la meta de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 °C.
Debido a eso, indicaron, la recomendación es "eliminar gradualmente la matriculación de nuevos vehículos de motor de combustión" a partir de 2030, cinco años antes que la Unión Europea comience a prohibir la comercialización de ejemplares con motores térmicos.
A diferencia de otros informes, este estudio establece que desde ningún punto de vista los ejemplares eléctricos se acercan a las emisiones que genera los vehículos convencionales, ni siquiera contabilizando las emisiones de gases de efecto invernadero atribuibles a todas las etapas del ciclo de producción de los VEB, desde la extracción y procesamiento de las materias primas, hasta su fabricación y puesta a disposición.
Según este informe, incluso contabilizando dichos registros las emisiones atribuibles a los coches eléctricos son "entre un 66% y un 69% menores en comparación con los vehículos nuevos de gasolina".
Esta cifra corresponde al sector automovilístico de la Unión Europea y es menor en el resto de mercados analizados: los de Estados Unidos -donde se sitúa entre un 60% y un 68%-, China -entre un 37% y un 45%- y especialmente la India -entre el 19% y el 34%-.
El documento también detalla que si se cumplen las políticas energéticas actuales de descarbonización del sector, esa brecha se acrecentará aún más en el futuro y podría alcanzar el 77% en Europa, el 76% en Estados Unidos, el 64% en China y el 56% en la India.
Estas cuatro regiones representan en conjunto "alrededor del 70%" de las ventas de automóviles nuevos en todo el mundo.
En el caso de los VEB que funcionen íntegramente mediante energías renovables, la desigualdad de emisiones entre los vehículos eléctricos y los de combustión de nueva facturación podría situarse en el 81%.
Otro dato "importante" es la demostración de que las tendencias de emisiones del ciclo de vida son "similares en las cuatro regiones, a pesar de las diferencias entre ellas en la producción de vehículos, las fuentes de energía utilizadas" u otros aspectos, según ha apuntado la directora adjunta de ICCT, Rachel Muncrief, en un comunicado en el cual comenta el informe.
En lo que respecta a la opción de los FCEV, que emplean hidrógeno producido a partir de energías renovables, sus emisiones a lo largo de todo el ciclo de vida son un 76% inferiores a las de los vehículos propulsados mediante gasolina y diésel.
En comparación, los vehículos híbridos eléctricos muestran unos niveles de contaminación un 20% menores al de los automóviles de gasolina convencionales, mientras que aquellos propulsados por gas natural pueden incluso superar los niveles de emisión de este tipo de vehículos movidos por combustibles fósiles.
El análisis de ICCT recomienda limitar el uso de híbridos al próximo decenio con objeto de "reducir el consumo de combustible de los nuevos vehículos con motor de combustión interna", aunque siempre teniendo en cuenta de que "ni los HEV ni los PHEV proporcionan la capacidad de reducir las emisiones de GEI requerida a largo plazo".
Por otro lado, el empleo de biocombustibles, otra formula extendida en el sector, tampoco mejora "significativamente" las emisiones de GEI de los vehículos propulsados por gasolina, diésel o gas natural, según los investigadores, ni lo haría aunque se reemplazara parte de la proporción correspondiente al aceite de palma por otras materias primas basadas en desechos y residuos para 2030.