El grupo, que también incluye sus subsidiarias Daihatsu y Hino, anunció que vendió 10,5 millones de vehículos en todo el mundo en 2021. Un resultado que aventaja al del grupo alemán Volkswagen que, más dependiente del mercado europeo, se posicionó por segundo año consecutivo detrás de Toyota.
El mérito para la firma nipona es doble, porque, además de hacer frente a la competencia industrial de grupos y alianzas cada vez más poderosas, tuvo que lidiar con el desabastecimiento de las cadenas de montaje, sobre todo de componentes derivados de los semiconductores.
Toyota superó la carencia de chips, principalmente causada por la pandemia, gracias a que la compañía consolidó la relación con sus proveedores, lo que redujo el impacto de la crisis sobre su producción.
Ante ese escenario, Toyota logró enfrentar la pandemia mejor que la mayoría de los otros fabricantes de automóviles, dado que su mercado nacional, Japón, y partes de Asia, se han visto menos afectados que Europa.
No obstante, Toyota, que publica las ganancias del tercer trimestre el 9 de febrero, ha dicho que es probable que no alcance el objetivo de producción de 9 millones de vehículos en el año comercial que finaliza el 31 de marzo, debido a las interrupciones relacionadas con el Covid.