A medida que los automóviles se han vuelto más tecnologizados se han incrementado también las posibilidad de ser blancos de ciberataques y a la fecha el más común, a nivel mundial, es el que afecta al sistema “keyless” o sin llaves y que se usa para robar directamente el vehículo o los bienes que puedan estar en su interior.
Así se desprende de un estudio de seguridad digital realizado por la plataforma Niw.es, donde se indica que a esta acción maliciosa le siguen los ataques a los servidores de los vehículos y las aplicaciones móviles.
En el reporte se destaca además la necesidad de conocer a qué tipo de ciberataques están expuestos los vehículos y cómo hacer frente a ellos. Además recomiendan apostar por fabricantes y concesionarios oficiales que garanticen que los ejemplares cumplen con toda la normativa en esta materia.
En este sentido, también existen otros tipos de ciberataques que se relacionan con la comunicación WiFi, conocida como “rogue access point”, así como los ataques por Bluetooth, siendo una práctica que aprovecha la tecnología y el emparejamiento que el conductor o los acompañantes suelen hacer dentro del vehículo.
Desde Niw.es han recomendado verificar siempre que la red es la original del vehículo, cuando se conecten los dispositivos, además de desactivar el Bluetooth siempre que no sea necesario y tener los dispositivos actualizados con la última versión disponible.
A la fecha, añade el estudio, los fabricantes de vehículos se están preparando ante futuros ciberataques con el objetivo de evitar que la conectividad sea sinónimo de peligrosidad.
Por ejemplo, las grandes marcas avanzan en modelos que puedan ofrecer la posibilidad de desconectarse de Internet durante la mayor parte del tiempo de conducción y cuando el conductor lo estime necesario.
En este contexto, el auge de la ciberdelincuencia y ciberataques en las empresas llevó a la Organización de las Naciones Unidas a aprobar una directiva para proteger a los vehículos de este tipo de riesgos.
A raíz de eso, mercados desarrollados como el europeo han dispuesto que los vehículos homologados deberán tener un certificado de ciberseguridad, obligación que se extenderá a todos los vehículos nuevos del bloque a partir del próximo 1 de julio de 2024.
En caso de incumplimiento, los fabricantes pueden enfrentarse a sanciones de hasta 30.000 euros por vehículo, según ha detallado Niw.es.
