A pesar de que los vehículos eléctricos (VE) han logrado un récord histórico de ventas en los Estados Unidos, con más de 1 millón de unidades comercializadas este año, la euforia inicial dio paso a la preocupación de los fabricantes, ya que las colocaciones no han alcanzado las ambiciosas proyecciones de la industria y, lo que es peor, se evidencian signos de desaceleración.
Hasta noviembre pasado, indica un reporte de la agencia AP, los vehículos eléctricos representaban el 7,5% de las ventas totales de ese país, una cifra nunca antes alcanzada pero que está por debajo de las estimaciones iniciales y que forman parte de las acciones acordadas para cumplir la meta de descarbonización que se han impuesto para los próximos años.
Ford Motor anunció un aumento del 43% en las ventas de VE este año, destacando el éxito del SUV eléctrico Mustang Mach E y la camioneta F-150 Lightning. Sin embargo, este crecimiento no se compara con el 90% experimentado el año pasado, cuando los altos precios de la gasolina impulsaron la demanda de autos cero emisiones.
La disminución en las ventas se atribuye a la baja de los precios de la gasolina a alrededor de 3 dólares por galón y a un precio promedio de transacción de los VE de casi 52.000 dólares.
A medida que los compradores convencionales se vuelven más sensibles al precio, la industria se enfrenta al desafío de persuadir a aquellos que aún dudan debido a preocupaciones sobre la autonomía, ubicación de puntos de carga y conveniencia.
Además, el mercado se ha saturado con modelos de VE, y muchos compradores temen que la tecnología no justifique el costo adicional.
Kevin Roberts de la empresa CarGurus explica que ya existe un segmento de personas que ha adoptado estas tecnologías y han adquirido sus primeros VEs, y ahora la atención se ha desplazado hacia compradores más escépticos.
Cautela en las empresas
A pesar de la desaceleración, Ford ha reportado un aumento del 54% en las ventas de la camioneta Lightning, mientras que el Mustang Mach E ha experimentado un modesto crecimiento del 3,5%.
Esto no ha sido suficiente para la marca del óvalo azul que ajustó sus planes y decidió retrasar inversiones por 12.000 millones de dólares en electromovilidad, congelando, por ejemplo, la construcción de una nueva planta de baterías.
Ford no es el único, ya que GM retrasó la remodelación de una planta de VE y Volkswagen ajustó sus planes en Europa. Tesla tampoco se queda al margen de este escenario y decidió posponer por un tiempo la construcción de su gigafábrica en México.
Jessica Caldwell de la consultora Edmunds destacó una tendencia general de los fabricantes de automóviles y que apunta a reducir sus ambiciosos planes para adaptarse a las realidades del mercado.
A pesar de estas decisiones, Mary Barra, directora ejecutiva de General Motors, insistió en el compromiso de la empresa con la electrificación, ajustándose según la demanda del consumidor.
Sin embargo, los concesionarios expresan su preocupación en una carta al presidente Biden, calificando los mandatos de electrificación como "poco realistas" y alertando sobre un exceso de inventario.
La Administración Biden tiene como objetivo que para 2030 la mitad de las ventas de vehículos nuevos en el país corresponda a unidades eléctricas, algo que hoy parece difícil de cumplir, ya que los concesionarios y el público en general parecen reacios a abandonar los vehículos de combustión interna.
Las métricas actuales, añade AP, muestran que los VE están tardando más en venderse, lo que sugiere una disminución en la demanda.
En este escenario, la industria automotriz se enfrenta al desafío de equilibrar la oferta y la demanda, con modelos más asequibles que permitan adaptarse a un mercado que muestra signos de desaceleración en la transición hacia los vehículos cero emisiones.
