El gigante alemán de la industria automotriz Volkswagen montó el último motor VR6 en un auto de producción, marcando el fin de una era de casi 34 años del icónico propulsor que debutó en el Salón del Automóvil de Ginebra en 1991 con el Golf MK3.
El motor VR6 es reconocido por su innovador diseño y rendimiento. En líneas generales, es un bloque de seis cilindros con un ángulo estrecho de 15 grados, lo que permite una construcción compacta con una sola culata. Este diseño se tradujo en un motor de alta cilindrada, rendimiento y potencia, llegando a alcanzar hasta 300 CV en su versión más avanzada.
En un artículo de AutoBild.es se agrega que este emblemático motor de Volkswagen está compuesto por un bloque de hierro fundido con culata de aluminio de 12 o 24 válvulas y cárter húmedo. Se ofreció con cuatro cilindradas (2.792 cc, 2.861 cc, 3.189 cc y 3.598 cc), pistones de entre 81 y 89 mm, y carreras de pistón de 90,3 a 96,4 mm. También equipa un sistema de inyección de combustible multipunto o directa, dependiendo de la versión.
El resultado de esta combinación era un motor de aspiración natural con diferentes niveles de potencia. Pasando de su configuración inicial de 2,8 litros que eroga 174 CV, hasta los 300 CV que alcanzó el Passat R36 en 2008.
Con estas características, el motor VR6 impulsó modelos icónicos del fabricante alemán como el Golf R32, el Audi TT de primera generación, el Volkswagen Touareg y el Porsche Cayenne, entre otros. Además, se utilizó en vehículos de otras marcas como Seat, Skoda, e incluso en modelos de Ford y Mercedes.
A pesar del auge de la electrificación en el sector automotriz, el VR6 continuó en producción, principalmente para mercados como Estados Unidos y China, donde equipaba vehículos como el Volkswagen Atlas y el Talagon. Desde su debut, se fabricaron cerca de 1,87 millones de unidades.
El anuncio oficial del fin de producción fue realizado por Andreas G. Schleith, portavoz de Volkswagen, quien reveló que el último motor fue ensamblado el 12 de diciembre de 2024, marcando el cierre definitivo de uno de los motores más emblemáticos de la marca.
La desaparición del VR6 resalta la transición del sector automotriz hacia la electrificación. Sin embargo, su legado perdura como un símbolo de la innovación y excelencia de Volkswagen en la ingeniería de motores, dijo la empresa.
