Muy pocas personas en el mundo pueden darse el lujo de tener un Ferrari F40, modelo considerado como la máxima expresión de la marca y último deportivo que contó con la aprobación directa de Enzo Ferrari antes de fallecer. El piloto de Fórmula Uno Lando Norris es uno de ellos, pero su buena fortuna tuvo un traspié luego que el auto protagonizó un aparatoso accidente en Mónaco.
Si bien el costoso auto de los 80 no sufrió daños graves, dejó en evidencia que estas máquinas demandan un conductor con experiencia. Hasta ahora se desconoce quién iba tras el volante pero se estima que era un amigo del piloto de McLaren, quien ahora deberá pagar la reparación del deportivo.
El accidente fue registrado en un video donde se aprecia que al enfrentar una recta el deportivo acelera, da un coletazo y al intentar corregirlo acaba perdiendo el control por completo.
El accidente fue más aparatoso que violento, pero lo bastante fuerte como para desprender una parte del parachoques trasero.
Tan solo se construyeron 1.311 unidades del Ferrari F40 y su precio supera fácilmente los 2 millones de euros. Conducirlo exige destreza y conocimiento. Varios factores podrían estar en juego en este accidente, indica el reporte de Motor1.com, como el retardo del turbo que solía ser un problema importante cuando se diseñó el F40. Cuando el doble turbo del V8 entra en acción, es mejor que el piloto esté preparado.
Sin ayudas electrónicas como un sistema de control de estabilidad para mantener la trayectoria del deportivo, perder el control de un Ferrari de propulsión trasera construido hace más de 30 años puede ocurrir en un abrir y cerrar de ojos.
Dentro de todo, lo positivo es que el F40 no resultó con daños graves o irreparables, por lo que podrá estar nuevamente en las calles.
