Después de más de una década defendiendo con firmeza las transmisiones automáticas, el fabricante italiano Ferrari dio una buena noticia a los más puristas cuando se habla de conducción y reconoció que tiene contemplado reintroducir la caja de cambios manual, aún cuando solo lo hará en algunos modelos en ediciones limitadas y exclusivas.
Esta decisión rompe con una promesa mantenida durante 15 años y responde tanto a la demanda de sus clientes más apasionados como a la inesperada influencia del siete veces campeón de la F1 y actual piloto de la escudería del Cavallino Rampante, Lewis Hamilton.
El británico avivó recientemente el debate al reconocer que uno de sus sueños era trabajar en un sucesor del legendario Ferrari F40, al que llamó F44, y que aseguró lo harían con una transmisión manual.
Sus declaraciones, sumadas al creciente interés de los coleccionistas y la existencia de empresas externas que adaptan transmisiones manuales para modelos Ferrari, habrían acelerado la reflexión interna en Maranello.
Gianmaria Fulgenzi, director de desarrollo de productos de Ferrari, explicó a una revista australiana que la compañía está alcanzando los límites del rendimiento tecnológico y físico de sus vehículos.
Ante ese escenario, agregó el experto, "Ferrari ahora está preparado para considerar la reintroducción del cambio manual. Es algo que podría suceder en el futuro, dependiendo del producto".
Fulgenzi aclaró que de volver a esta tecnología, no sería una oferta masiva. Aclaró que esto podría ser únicamente en modelos de la gama Icona, una línea de edición limitada que homenajea el legado histórico de la marca.
"Probablemente en un Icona, porque es un auto que representa nuestra herencia", afirmó el director de desarrollo de Maranello.
La última vez que Ferrari ofreció una caja manual fue en modelos como el 599 GTB Fiorano y el F430, hace más de una década. Desde entonces, la marca había defendido que las transmisiones manuales perjudicaban el rendimiento general, cerrando la puerta a cualquier retorno.
Así las cosas, la decisión representa un cambio simbólico para Ferrari y refleja una estrategia más flexible frente a los deseos de sus actuales clientes y de la estrella británica de la Fórmula Uno.