Aunque muchas veces pasen desapercibidos, los limpiaparabrisas cumplen un rol fundamental en la seguridad vial al permitir una mejor visibilidad de la carretera. Con el uso y la exposición constante al sol, polvo o bajas temperaturas, las escobillas de goma se deterioran y no cumplen su función, de ahí la necesidad de revisar su buen funcionamiento antes de la llegada del invierno.
El sistema de limpiaparabrisas está formado por varios componentes clave: el motor reductor, que impulsa el movimiento; el sistema de transmisión, que sincroniza la acción de las escobillas; y los brazos articulados, que sostienen las escobillas de goma encargadas de limpiar el cristal.
En los vehículos modernos este sistema funciona de manera automática gracias a un sensor de lluvia activa los de forma autónoma y ajusta la velocidad según la intensidad de la precipitación, mientras que en los vehículos más económicos o antiguos el sistema es manual.
Además, este sistema suele incluir un rociador de líquido limpiador, que se activa desde una palanca ubicada en el volante. Al presionar el comando, el líquido se dispersa en el parabrisas y facilita la limpieza.
Señales de desgaste y fallos comunes
Con el uso y la exposición constante al sol, polvo o heladas, las escobillas se deterioran y este desgaste se evidencia cuando al usarlas dejan manchas en el vidrio, hacen ruido al moverse o no limpian correctamente.
También pueden surgir desperfectos más técnicos, como el desgaste del motor, contactos del relé dañados o corrosión en los mecanismos ya citados, lo que requiere atención profesional.
Para ralentizar este deterioro natural de los limpiaparabrisas se recomienda realizar sencillas prácticas que permiten prolongar la vida útil del sistema como limpiar regularmente el cristal como de las escobillas con un trapo húmedo o esponja con líquido limpiacristales.
A esta se suman otras acciones como proteger el auto del sol y los cambios bruscos de temperatura, hidratar la goma de las escobillas con vaselina para evitar que se reseque y se agriete y revisar y rellenar el líquido limpiador periódicamente.
También es aconsejable cambiar las escobillas cada un año o año y medio, aunque no se noten fallos visibles.
Para saber cuáles escobillas corresponden a su vehículo lo más sencillo es consultar el manual del vehículo. Si no lo tiene puede medir las escobillas existentes o pedir asesoría en una tienda especializada.