
Presentado en el Salón del Automóvil de París de 1934, el Peugeot 401 Eclipse es reconocido como el primer vehículo con techo duro retráctil, una tecnología revolucionaria que anticipó en décadas el concepto de los coupés convertibles modernos. Aunque solo se fabricaron 79 unidades, su innovador sistema de techo corredero marcó un precedente y fue reutilizado en otros modelos de la firma francesa.
El Citroën DS21 no solo asombró por su estética vanguardista, sino también por sus soluciones técnicas sin precedentes. Fue el primer vehículo de producción en utilizar frenos de disco delanteros y destacaba por su suspensión hidroneumática autonivelante, que ofrecía un confort de marcha inigualable. También incorporó dirección asistida hidráulica, lo que lo convirtió en un verdadero referente de la ingeniería francesa.
El BMW 2002 Turbo fue el primer modelo de producción en Europa en equipar un turbocompresor, incorporado en 1973. Gracias a esta innovación, su potencia se elevó de 120 a 170 CV, estableciendo las bases de la turboalimentación como estándar en los vehículos de alto rendimiento que hoy dominan el mercado.
Lejos de su imagen conservadora, Aston Martin sorprendió al mundo en 1974 con el Lagonda, el primer automóvil en incorporar un panel de instrumentos totalmente digital. Aunque la tecnología no estaba lo suficientemente madura y su funcionamiento fue limitado, este modelo demostró la visión futurista de la marca en materia de innovación tecnológica.
Cuando salió al mercado en 1975, el Volvo 240 ya incorporaba una cámara trasera para facilitar las maniobras de retroceso, una característica adelantada a su tiempo. Este modelo consolidó la reputación de Volvo como pionera en seguridad automotriz, con avances que se convirtieron en referencia obligada para los estándares estadounidenses.
El Mercedes Clase S ha sido históricamente un laboratorio rodante de innovación, y su serie W116 en los años 70 lo demostró al ser uno de los primeros vehículos con frenos ABS. En la década siguiente, fue pionero en incorporar airbags, primero para el conductor (1981) y luego para el acompañante (1987), además de desarrollar los primeros airbags laterales y de cortina, definiendo así los estándares de seguridad modernos.
El Toyota Prius revolucionó el mercado automotor al convertirse en el primer auto híbrido producido en masa, combinando motor de gasolina y eléctrico desde su debut en 1997. Aunque inicialmente no tuvo gran éxito fuera de Japón, con el tiempo se consolidó como el símbolo de la movilidad eficiente y ecológica, siendo clave en la adopción global de esta tecnología.
El General Motors EV1 fue el primer automóvil eléctrico producido en masa en la era moderna. Lanzado en 1996, este coupé biplaza contaba con baterías de níquel-hidruro metálico y una autonomía superior a los 200 kilómetros. Aunque su producción fue limitada, abrió camino a la electrificación de la industria que hoy vive un auge global.
El Audi A2 fue un adelantado a su tiempo, aunque poco comprendido en su lanzamiento. Gracias a su construcción en aluminio y un diseño aerodinámico altamente eficiente, este pequeño monovolumen lograba un consumo récord de apenas 3 l/100 km. Ligero, compacto y con enfoque ecológico, su alto precio jugó en contra de una propuesta que hoy sería perfectamente aceptada.
El Honda FCX Clarity, lanzado en 2008, marcó un hito al convertirse en el primer vehículo impulsado por hidrógeno en ser comercializado. Este modelo con pila de combustible representó la apuesta de la marca por una movilidad sin emisiones, anticipando un futuro donde el hidrógeno podría reemplazar incluso a los actuales híbridos.

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