Tras recibir cientos de quejas por parte de los usuarios, el gigante tecnológico chino Xiaomi decidió dar marcha atrás en su decisión de sólo liberar todo el potencial de su modelo eléctrico SU7 Ultra a los clientes que previamente aprueben un test de conducción en un circuito.
La compañía sorprendió al mercado automotriz con su sedán eléctrico de altas prestaciones que entrega nada menos que 1.548 caballos de fuerza. Debido a eso y como medida de seguridad, la compañía decidió limitar sus prestaciones a unos 900 CV por seguridad vial.
Así las cosas, la potencia máxima de eléctrico sólo se podía liberar luego que su dueño demuestre en una pista que posee la pericia para controlar el vehículo.
Xiaomi argumentó que estas decisiones responden a su interés por ofrecer una experiencia segura a los conductores, dado el riesgo que implica manejar un auto eléctrico con más de 1.500 CV, cuya entrega de potencia es inmediata.
"Queremos garantizar que los propietarios puedan disfrutar de este rendimiento con seguridad", señaló la marca.
No obstante, la falta de comunicación previa y el carácter restrictivo de las medidas generaron un fuerte rechazo por parte de los clientes. Xiaomi reconoció las críticas y anunció que revertiría los cambios, asegurando que en el futuro habrá "mayor transparencia" en decisiones que afecten al funcionamiento del vehículo.
Si bien la medida del fabricante chino no prosperó en esta oportunidad, podría marcar un precedente y un futuro estándar ante la creciente potencia de este tipo de automóviles, que requieren habilidades avanzadas para su conducción segura.