El fabricante japonés Nissan Motor confirmó un plan de reestructuración global que contempla el despido de hasta 20.000 empleados en total, lo que representa cerca del 15% de su fuerza laboral, así como el cierre de siete de sus plantas de producción para el año fiscal 2027.
Esta drástica medida, explicaron, forma parte de un programa de recuperación que busca garantizar la rentabilidad operativa y mejorar el flujo de caja de la compañía.
La reestructuración y sus despidos, dijeron, abarca tanto puestos directos como indirectos, incluyendo funciones contractuales en áreas de fabricación, investigación y desarrollo, así como en los departamentos de ventas, administración y marketing.
La compañía también reducirá su red de plantas de producción de vehículos, pasando de 17 a solo 10 instalaciones operativas en los próximos tres años.
Entre las decisiones anunciadas, destaca la cancelación de una planta de baterías de fosfato de hierro y litio que estaba prevista en Kyushu, Japón. Además, Nissan implementará ajustes en sus turnos laborales y reducirá gastos de capital como parte de su objetivo de ahorrar aproximadamente unos 3.042 millones de euros (500.000 millones de yenes).
"Debemos priorizar la superación personal con mayor urgencia y rapidez, buscando una rentabilidad que dependa menos del volumen", declaró el presidente y CEO de Nissan, Iván Espinosa, aludiendo al complejo entorno económico actual y al aumento de los costos variables.
Hace unos meses, Nissan no logró concretar una fusión con Honda y Mitsubishi, tras desacuerdos sobre una posible adquisición total por parte de Honda, lo que habría dado origen al tercer mayor grupo automovilístico del mundo.