Antes de convertirse en el SUV más vendido del planeta, el Toyota RAV4 tuvo un inicio curioso y vanguardista. Su historia comenzó en 1989 con un concept car presentado en el Salón del Automóvil de Tokio, cuyo diseño dista mucho del modelo que hoy conocemos.
Denominado RAV-FOUR Prototype, el vehículo conceptual fue la semilla de un proyecto que se había iniciado tres años antes, en 1986, cuando la marca japonesa quería desarrollar un vehículo compacto y versátil, capaz de combinar las cualidades de los todoterreno con las de un modelo urbano.
Su nombre es el acrónimo de "Vehículo Activo Recreativo con tracción a las 4 ruedas" y sorprendió debido a su diseño poco común. Faros redondos, parrilla asimétrica, pasos de rueda ensanchados y laterales acanalados. Incluso, el prototipo incorporaba un cabrestante oculto tras una tapa con el mensaje “Sólo para emergencias”, reflejando su enfoque lúdico y utilitario.
Con solo 3,7 metros de largo, neumáticos de tacos y redes en el salpicadero para asegurar objetos, este "4x4 neourbano", como lo definía Toyota, estaba diseñado para un estilo de vida activo más que para la aventura extrema, anticipando el boom que tendrían años más tarde los SUV.
En 1991 el proyecto recibió luz verde para entrar a la línea de producción y el primer RAV4 de producción debutó en 1994, marcando un antes y un después con su fórmula inédita: tamaño compacto, tracción total y plataforma derivada de un sedán.
De hecho, muchos consideran este modelo como el primer crossover moderno, aunque el Kia Sportage —lanzado en 1993— también reclama ese título.
A la fecha, el Toyota RAV4 ya suma seis generaciones. En 2024 se vendieron cerca de 1,18 millones de unidades, un 10% más que el año anterior y representa el 12,6% de las ventas globales de la marca.
Este ejemplar además es líder de su segmento en mercados como los de Canadá, Estados Unidos y Australia entre varios otros.
