Durante su intervención en el XVIII Foro Empresarial de Guipúzcoa realizado en San Sebastián (España), el Consejero Delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, lanzó duras críticas a las políticas medioambientales de la Unión Europea y defendió la vigencia de los motores de combustión, especialmente los diésel modernos.
En ese contexto, abogó, en declaraciones al Diario Vasco, para que la renovación del parque automotriz de la UE pase por una lógica de mejora progresiva, sin excluir tecnologías ya maduras como el diésel moderno.
"Un auto diésel (actual) emite menos CO2 en su ciclo de vida que uno eléctrico", aseguró el CEO de Repsol, haciendo hincapié en la necesidad de evaluar la huella de carbono en su conjunto, desde la fabricación hasta la recarga del vehículo.
Imaz advirtió que la industria automotriz está siendo víctima de una "hiperregulación y unas políticas ecológicas radicales" que, a su juicio, están más guiadas por la ideología que por criterios técnicos. "Existe una barrera ideológica por encima de la tecnología. Hay que tomar la huella de CO2 completa del vehículo. Que la gente compre el auto que necesite", afirmó el ejecutivo.
El CEO de Repsol también denunció lo que considera un "trato discriminatorio" hacia los vehículos diésel, pese a los avances tecnológicos que los han hecho mucho menos contaminantes que en el pasado. En su opinión, las decisiones regulatorias han generado confusión entre los consumidores y han impactado negativamente a una industria ya golpeada por la pandemia, la crisis energética y la competencia de fabricantes asiáticos.
La crítica de Imaz se da en un contexto en el que la Unión Europea aprobó la prohibición de la venta de vehículos con motor térmico a partir de 2035, una medida que algunos fabricantes han solicitado revisar o aplazar.
"Tenemos un parque móvil viejo, menos actividad industrial y la gente no sabe qué comprar", alertó el CEO de Repsol, quien también estimó que, para 2050, la mitad del parque automotor seguirá funcionando con motores de combustión.
