Tener un vehículo de altas prestaciones no solo implica un fuerte desembolso para adquirir la unidad, sino también para mantenerla. Gastos que se disparan hasta las nubes si las mantenciones se hacen a través del fabricante, tal como lo comprobó el propietario de un lujoso Bugatti Veyron en el Reino Unido.
Según publican medios especializados, el dueño se enfrentó a un insólito problema cuando el botón que controla los espejos retrovisores eléctricos de su hiperdeportivo dejó de funcionar. Al acudir al taller oficial de la marca italiana, se encontró con una sorpresa mayúscula: la reparación de la falla tenía un costo de 11.000 euros.
Según el diagnóstico inicial, era necesario cambiar el motor del espejo retrovisor y prácticamente toda la puerta del vehículo, lo que explicaba el elevado presupuesto. Sin embargo, el propietario del auto decidió no aceptar la propuesta al considerando que era excesiva y poco razonable.
En busca de una alternativa, llevó el costoso Bugatti a un taller especializado, dirigido por un mecánico con experiencia en recambios de Fórmula 1.
Tras una rápida inspección, el experto detectó finalmente que la avería se debía únicamente al botón de activación de los espejos eléctricos. La solución fue reemplazar esa sencilla y económica pieza, compatible con modelos más comunes del Grupo Volkswagen, como la Transporter.
Lo llamativo, según contó el propietario Carl Hartley, hijo de un reconocido vendedor de autos de lujo en el Reino Unido, es que la reparación tomó apenas 25 minutos y el costo final fue de 1,16 euros, un 99,98% menos que lo presupuestado en el taller oficial.
El caso, citado por AutoBild.es, no solo deja en evidencia la enorme diferencia entre los costos oficiales y el valor real de ciertas reparaciones, sino que también cuestiona la calidad del diagnóstico ofrecido por el servicio técnico de la marca, cuya propuesta implicaba una diferencia de casi 10.998 euros.
Cabe recordar que Bugatti pertenece al Grupo Volkswagen, por lo que muchos de sus componentes son compartidos con otras marcas del conglomerado, como Audi o Volkswagen. Esto explica por qué una pieza tan sencilla y barata puede estar presente incluso en un vehículo tan exclusivo como el Veyron.