Desde su sede en Shenzhen, China, BYD acelera su ambicioso plan de expansión global y con ese objetivo en mente, la vicepresidenta de la compañía, Stella Li, dijo estar convencida que "en cinco años seremos uno de los tres principales fabricantes del mundo".
Los dichos de la ejecutiva no son al azar y prueba de ello es que el fabricante chino produjo más de 10 millones de vehículos, solo en 2024, superando con creces los 4 millones de unidades fabricadas el año anterior.
Fundada en 1994 como productora de baterías, BYD ha evolucionado hasta convertirse en un gigante de la movilidad. Hoy fabrica desde vehículos eléctricos e híbridos de bajo costo hasta lujosos SUVs como el YangWang U8, capaz incluso de flotar en el agua.
También produce autobuses, vagones de metro y los componentes tecnológicos que los integran, como semiconductores, bombas de calor y baterías LFP, reconocidas por su seguridad.
Una de las claves del éxito de BYD es su integración vertical, dijo Stella Li, lo que le permite controlar todo el proceso de producción y ofrecer precios altamente competitivos.
En China, algunos de sus modelos eléctricos cuestan desde 12.000 euros al cambio, mientras que su sistema de conducción autónoma "Ojo de Dios" estará incluido de serie, incluso en modelos que apenas superan los 9.000 euros.
Li recalca que Europa es un mercado prioritario para la compañía, y que su estrategia de precios agresivos responde a una política clara de penetración con fuerza y transparencia. Además, BYD proyecta instalar más de 4.000 puntos de carga, incluyendo estaciones de 1 MW capaces de cargar camiones y vehículos pesados en tiempos récord.