El fabricante chino de vehículos BYD está listo para iniciar este mes el ensamblaje de unidades eléctricas en su nueva planta en el estado de Bahía, Brasil, como parte de una estrategia para reducir importaciones tras el aumento de los aranceles que comenzó a regir el 1 de julio pasado.
Así lo anunció Alexandre Baldy, vicepresidente senior de la compañía en el país sudamericano, quien explicó que la meta de producción para 2025 es de 50.000 unidades, las cuales serán ensambladas a partir de kits completamente desmontables (CKD) importados desde China.
El ejecutivo agregó que están negociando una tasa impositiva más baja para estos vehículos y que la producción completa comenzaría en julio de 2026.
La empresa había adelantado envíos este año para beneficiarse de los aranceles más bajos antes del cambio, despachando cerca de 22.000 vehículos desde China en los primeros cinco meses, lo que generó críticas en la industria local.
En ese contexto, algunos sectores acusaron además a BYD de favorecer su producción en China en desmedro del desarrollo industrial brasileño.
El complejo de Camacari, ubicado en el sitio de una antigua planta de Ford tomada por BYD en 2023, podría generar hasta 20.000 empleos directos e indirectos una vez que esté plenamente operativo.
Sin embargo, las instalaciones enfrentan obstáculos importantes. Una investigación laboral interrumpió parte del proyecto y un informe estatal señaló en mayo que la planta solo estaría completamente operativa a fines de 2026.
A esto se suma una demanda presentada por fiscales brasileños, quienes acusan a BYD de tráfico de personas y de someter a trabajadores a condiciones análogas a la esclavitud, hechos presuntamente cometidos por contratistas chinos durante la construcción del complejo.
Aunque la empresa afirmó que siempre ha respetado la legislación brasileña y los derechos humanos, no explicó por qué fracasaron las negociaciones para llegar a un acuerdo con las autoridades.