Los aranceles a los automóviles impuestos por el presidente de Estados Unidos Donald Trump están comenzando a tener consecuencias concretas en la industria automotriz luego que dos de los mayores fabricantes del mundo, Stellantis y General Motors (GM), ya adelantaron millonarias pérdidas por estas medidas.
El grupo Stellantis, dueño de marcas estadounidenses como Ram y Jeep, informó que espera una pérdida neta de 2.680 millones de dólares (unos 2.300 millones de euros) en el primer semestre del año.
La compañía atribuye este resultado a los aranceles estadounidenses y a otros costos derivados de ajustes en su producción, como la suspensión temporal de plantas en Canadá y México, el despido de 900 empleados en EE.UU. y el impacto de nuevas regulaciones sobre emisiones.
En paralelo, General Motors, el mayor fabricante estadounidense, reveló que sus beneficios cayeron un 20,9% en el mismo período, alcanzando los 4.680 millones de dólares. Solo entre abril y junio, sus ganancias bajaron un 35,4%.
La empresa calculó que la política arancelaria de Trump ya le costó 1.100 millones de dólares y advierte que el impacto podría ascender hasta 5.000 millones en 2025.
Ambas compañías han tenido que ajustar sus previsiones y tomar medidas internas para mitigar el efecto de los aranceles, como cambios en procesos de fabricación y aumentos de precios en América del Norte.
Los analistas del sector advierten que la aplicación de un arancel del 25% sobre automóviles y piezas importadas podría hacer subir los precios, reducir las ventas y volver menos competitiva la producción en EE.UU.
El impacto no solo afecta a Stellantis y GM, sino también a otros fabricantes como Ford y Tesla, aunque en menor medida debido a su mayor volumen de producción local.
Stellantis anunció que dará a conocer oficialmente sus resultados financieros el próximo 29 de julio.