Ozzy Osbourne, el eterno "Príncipe de las Tinieblas", no solo fue un símbolo del heavy metal, sino también un amante de los autos deportivos. No obstante, su relación con el volante fue, como casi todo en su vida, caótica y excéntrica.
Prueba de ello es que el otrora vocalista de Black Sabbath, quien falleció ayer a los 76 años, recién logró sacar su licencia de conducir en Estados Unidos en 2009, cuando tenía 60 años. Y no fue fácil, ya que necesitó 19 intentos para conseguirlo, según publica Jalopnik.com.
En una conversación con Howard Stern, añade la publicación, Ozzy admitió entre risas que no siempre llegaba en el mejor estado a dar los exámenes. Finalmente, aprobó en la ciudad de Los Ángeles (EE.UU.), aunque calificó la prueba como "una broma de mierda".
Su primer auto, recordó durante una entrevista durante el año pasado, fue un Triumph Herald, después un Range Rover y, finalmente, un Mercedes 280 SE que calificó como un "hermoso" clásico, entre otros autos como un Audi R8.
Su licencia en Estados Unidos no duró mucho en uso. En 2010, a bordo de un flamante Ferrari 458 Italia con apenas 32 kilómetros, Ozzy protagonizó un accidente en una autopista.
Aunque el choque fue menor, el miedo a las demandas fue suficiente para que colgara las llaves, explicó más tarde su hijo Jack. "No pensaba en su seguridad, sino en ser famoso y chocar en Los Ángeles", por lo que prefirió moverse con chófer.
El cantante de Black Sabbath también compró un Ferrari California, pero reconoció que en ese momento no lo tenía claro. "No sabía cómo se llamaba ese maldito auto. El tipo del concesionario me dijo: '¿Qué te parece el California?' y yo le dije: 'el clima está jodidamente genial'", recordó después el mismo Ozzy.
Su pasión por los autos también lo llevó a la Fórmula 1. En 2003, en plena parrilla del Gran Premio de Canadá, protagonizó un inolvidable momento televisivo cuando Martin Brundle intentó entrevistarlo. Al preguntarle por sus perros, Ozzy respondió sarcásticamente, lo que provocó la rápida retirada del periodista.
En otra oportunidad, la estrella del rock recordó que años atrás "iba por una autopista en Inglaterra, muy temprano por la mañana, allá por los años 70 (...) Tenía un Jaguar XJ12 con dos depósitos. Cuando uno se vaciaba, simplemente hacía clic en el otro... (y era como) un avión. Iba a unos 209 km/h".
Su último show, a principios de julio en Birmingham, fue un concierto benéfico que reunió a 45.000 personas y recaudó casi 190 millones de dólares para causas médicas. En sus últimas entrevistas, confesaba querer alejarse de las giras para pasar más tiempo con su familia.