Hay personas que cuando se ponen un objetivo no descansan hasta conseguirlo y eso ocurrió con Paolo Iacometti, quien decidió rescatar y revivir un Porsche 911 (993) que permaneció más de cuatro año sumergido en el agua y que fue definido como un amasijo de metal oxidado cubierto por una tonelada de barro.
Pese a ello, Iacometti vio potencial en esos fierros, además de un desafío y un punto de partida para una verdadera hazaña automotriz con uno de los restomod más apasionantes del universo Porsche.
El proyecto se llamó "Limoncella Projekt" y tardó cinco años en completarse, convirtiendo un chasis desahuciado en una máquina de pista, pero homologada para el uso en calle. El resultado, un Porsche 911 (993), renació con la potencia de un RSR, el espíritu de los 993 Cup y un nivel de detalle que roza la artesanía pura.
Tras recuperar el auto de las aguas, su reconstrucción fue total. Una nota de motorpasion.com, indica que se desmontó pieza por pieza y se reforzó con especificaciones de competición. Además se rediseñaron su motor, caja de cambios, suspensión y frenos.
El motor bóxer original fue devuelto a la vida pero con componentes de alto rendimiento, mientras que la caja de cambios G50/21 se restauró desde cero; y el cableado fue hecho a mano, igual que casi todo lo demás.
Lo más destacable del trabajo, agerga el artículo, es que Paolo Iacometti no contaba con experiencia profesional ni un equipo experto, pero, aprendió por su cuenta y trabajó codo a codo con la histórica Autocarrozzeria Capecchi.
El resultado final fue un auto que rinde homenaje al 993, pero que se hizo bajo las especificaciones del responsable y que prescinde de todo lo superfluo. No cuenta con airbags, aire acondicionado y aislación, ya que sólo se trata de una máquina para disfrutar en pista.
En el interior, cada detalle cuenta una historia, incluido un reloj que quedó detenido a las 18:42 del 14 de febrero de 2014, la noche en que el auto alemán cayó al río.
El 993 es la última generación del 911 refrigerada por aire y es para muchos puristas el epílogo perfecto de una era. De ahí que el "Limoncella Projekt" busca rendir tributo a este modelo, pero sin caer en la nostalgia, por lo mismo no es una réplica, sino una evolución como lo define Paolo. "No quería hacer un homenaje, quería darle un nuevo propósito", aseguró.
El auto en cuestión ya tenía una historia antes del accidente. Fue propiedad del diseñador Enrico Coveri, luego del piloto Alessandro Baccani, y más tarde de Andrea Giomi, quien le contó a Paolo sobre el infortunio que lo dejó fuera de combate.
El 25 de julio de 2023, tras años de esfuerzo y contra todo pronóstico, el "Limoncella" volvió a rugir sobre el asfalto. No obstante, su historia no termina aquí, ya que cada capítulo de su renacer sigue documentándose en redes sociales, dejando un claro testimonio de que esto es mucho más que un auto; es una verdadera obra maestra de perseverancia y pasión por el mundo motor.
