La industria automotriz ha sido por años una ventana al futuro. Muchas de las tecnologías comunes hoy en los vehículos –como las ventanas eléctricas, los sensores de colisión y las pantallas digitales– fueron anticipadas décadas atrás con llamativos ejemplares conceptuales.
En ese escenario, la década de 1950 en Estados Unidos destaca por la aparición de diseños radicales, inspirados en la carrera espacial de aquellos años, marcando un quiebre con el estilo sobrio y lineal de épocas anteriores.
Uno de los concept cars más fascinantes de aquellos años es el Cadillac Cyclone XP-74, ejemplar que fue presentado en 1959, traspasó los límites del diseño y la tecnología automotriz.
Considerado un laboratorio sobre ruedas, fue creado por Harley J. Earl, una figura clave del diseño estadounidense que trabajó para Cadillac, división de General Motors. Fue, además, su último "Dream Car", como él mismo llamaba a sus prototipos más vanguardistas.
A 66 años de su debut, el Cadillac Cyclone sigue asombrando por su diseño influenciado por la era aeroespacial y por las soluciones tecnológicas que anticiparon tendencias que tardarían décadas en llegar al mercado.
Con su silueta similar a un cohete y alerones traseros adornados con el logo de la Sección de Transporte Aéreo de GM, el Cyclone no pasaba desapercibido. Incorporaba sensores de tráfico y de peatones en la parte delantera, lo que lo convierte en uno de los primeros automóviles con sistemas de detección para evitar colisiones.
Su techo de plexiglás retráctil, con forma de burbuja y revestido en plata vaporizada para proteger del sol y los rayos UV, podía desaparecer tras los asientos al accionar un interruptor. Además, se elevaba automáticamente al detectar lluvia mediante un sensor.
No tenía ventanas laterales ni puertas convencionales. En su lugar, las puertas se deslizaban hacia atrás electrónicamente, y el vehículo integraba un sistema de intercomunicador exterior para hablar sin bajar la capota y faros retráctiles.
En la parte delantera, dos ojivas negras alojaban sensores capaces de detectar obstáculos o peatones cercanos, enviando alertas visuales y sonoras al conductor. Una solución que recién comenzaría a masificarse medio siglo después, de ahí que se considere un verdadero adelantado a su tiempo.