El mundo automotriz vuelve a sorprender a coleccionistas y entusiastas de los modelos clásicos con la historia de un raro Lamborghini Miura S, el que permaneció oculto durante cuatro décadas en el salón de una modesta casa en Long Island, Nueva York, hasta que su dueño decidió subastarlo.
Según recogen medios internacionales, el superdeportivo, considerado uno de los más icónicos de la historia, fue adquirido en la década de 1980 por solo 10.000 dólares y hoy su valor podría superar ampliamente el millón.
Tras comprar el auto, su excéntrico propietario, identificado sólo como “Paul”, decidió que su sala de estar era el lugar perfecto para guardar la joya italiana.
Así las cosas, bajo una lona azul, el Miura S permaneció prácticamente intacto por años y con muy pocos kilómetros en el marcador, especialmente luego de estacionarlo en el living de la casa donde además levantó un muro para evitar que el auto pudiera salir.
Además, para mantenerlo a salvo de la humedad y la corrosión, el hombre también instaló un sistema de climatización en la vivienda.
La historia de este inusual deportivo salió recién a la luz gracias al coleccionista
Larry Kosilla, quien fue alertado sobre la existencia del vehículo.
Para sacar el auto de su prolongada prisión, fue necesario demoler parte de la casa, y además mover otra joya automotriz que bloqueaba su paso y que no era otro que un Maserati Quattroporte de primera generación.
En relación al Lamborghini clásico, se indicó que este es un Miura P400 S con un exclusivo acabado metálico Luchi Del Bosco, presente en solo tres unidades de la Serie II.
En su descripción se indica que pese a algunos daños en los asientos causados por roedores, el estado general del auto es extraordinario, ya que conserva su pintura, tapicería y la mayoría de las piezas originales, lo que lo convierte en una pieza de enorme valor para los coleccionistas más exigentes.
Entre 1966 y 1973 se fabricaron 764 Miura, de los cuales solo 338 fueron versión S. Equipado con un motor V12 de 3 litros en posición central, alcanzaba 285 km/h, una cifra que lo situó entre los más rápidos del mundo en los años 60. Su rareza y prestaciones lo han convertido en uno de los modelos más codiciados del planeta.
En 2024 se descubrió un Miura olvidado en la Selva Negra alemana y otro que perteneció al cantante griego Stamatis Kokotas, abandonado casi tres décadas en un hotel de Atenas.
