La seguridad automotriz ha avanzado de manera significativa en las últimas décadas y así lo dejó en evidencia una reciente prueba de choque donde se sometió a un icónico Volkswagen Golf MK2, modelo fabricado entre 1983 y 1991, a los estándares actuales con resultados que muestran los enormes riesgos que implica conducir vehículos antiguos.
La evaluación fue realizada por Dekra, organización independiente alemana especializada en seguridad vial. El Golf, en condiciones técnicas óptimas, fue impactado frontalmente contra una barrera a 60 km/h, simulando una colisión entre dos autos circulando a 55 km/h.
Tras el choque, el habitáculo del clásico de los años 80 colapsó casi por completo, dejando mínimas posibilidades de supervivencia para los ocupantes.
"En el Golf II, los ocupantes habrían tenido pocas posibilidades de sobrevivir debido al colapso del habitáculo, la penetración de componentes en el interior y la fuerte desaceleración" explicaron los expertos. Las imágenes del test mostraron el estado crítico del vehículo tras el impacto.
En contraste, el actual Golf 8 fue sometido a la misma prueba y obtuvo resultados muy superiores: el habitáculo se mantuvo intacto y los ocupantes quedaron protegidos gracias a airbags y cinturones con tensores y limitadores de fuerza.
El experimento de Dekra no solo evidenció las deficiencias de seguridad de modelos antiguos como el Golf MK2, sino que también destacó la importancia de los avances tecnológicos en protección de pasajeros. Aunque los autos clásicos siguen generando nostalgia y pasión, su desempeño en seguridad dista mucho de los estándares actuales.