El fabricante británico Jaguar Land Rover (JLR) enfrenta una crisis sin precedentes tras haber sido blanco de un agresivo ciberataque que obligó a detener la producción en cinco de sus fábricas ubicadas en Reino Unido, Europa e India, generando pérdidas estimadas en 1.170 millones de euros.
Según se informó, la acción maliciosa -que se conoció hace casi ya dos semanas- afectó de manera grave los sistemas informáticos de producción, ventas y configuración de modelos. Como resultado, la fabricación de vehículos se encuentra completamente bloqueada, afectando tanto a la cadena de ensamblaje de Jaguar como a la de Land Rover.
En el caso de Jaguar, la compañía ya enfrentaba dificultades debido a la falta de producción de nuevos modelos desde la primavera pasada debido al relanzamiento de la marca. El primer vehículo de su nueva etapa, enfocada en la electromovilidad, está en desarrollo, pero su elevado precio limita su alcance en el mercado.
Por su parte, Land Rover se vio obligada a detener la fabricación de modelos como el Defender, su SUV más vendido. En esa línea, se estima que la empresa ha dejado de producir alrededor de 1.000 vehículos por día desde que comenzó la crisis.
Actualmente, 200.000 empleados se encuentran sin poder trabajar mientras se investigan las causas del ataque. Fuentes indican que los hackers obtuvieron información sensible de clientes y proveedores a través de una vulnerabilidad del sistema de la compañía que fue detectada a inicios de mes.
El incidente no solo afecta a las instalaciones de Reino Unido, sino que tiene repercusiones en toda Europa, donde las ventas y entregas también se han detenido, lo que ha generado preocupación entre gobiernos y proveedores, dado el peso industrial de JLR.
Por el momento, la empresa trabaja en restaurar sus sistemas, pero no ha confirmado cuándo podrá reanudar sus operaciones.
