Las bicicletas eléctricas transformaron la movilidad urbana en Nueva York, ofreciendo una alternativa rápida, accesible y ecológica frente al tráfico y al transporte público. Sin embargo, las autoridades están enfrentando un grave problema con la proliferación de ejemplares ilegales que alcanzan grandes velocidades, superando por lejos las establecidas por ley.
A principios de este mes, el debate llegó a un punto crítico tras la muerte de Terri Valenti, una residente de Queens atropellada por un ciclista que conducía una bicicleta Movcan V30, capaz de alcanzar más de 50 km/h. De acuerdo con la normativa estatal, esos vehículos deberían clasificarse como scooters motorizados, no como bicicletas eléctricas.
Las leyes de Nueva York, recoge carscoops.com, establecen tres categorías de e-bikes con límites de velocidad entre 32 y 40 km/h y motores de hasta 750 vatios. Pero muchos modelos, disponibles en tiendas online, incluyen modos deportivos o todoterreno ocultos que permiten superar ampliamente esas cifras.
Fabricantes y usuarios aprovechan esta ambigüedad legal para camuflar verdaderas motocicletas como bicicletas asistidas, instalando pedales o activando funciones desde aplicaciones móviles. La facilidad de compra y la falta de fiscalización hacen que estas versiones circulen libremente por calles atestadas de peatones y ciclistas.
El fenómeno se ha vuelto tan evidente que autoridades y expertos en movilidad piden medidas urgentes. El creador del canal Berm Peak, Seth Alvo, advirtió que la diferencia entre una bicicleta y una motocicleta "no debería ser difícil de distinguir", pero que la ley no ayuda a trazar esa línea.
Frente a esta situación, la ciudad de Nueva York evalúa endurecer el control sobre los vendedores y fabricantes, en lugar de delegar la responsabilidad únicamente en las fuerzas policiales. Algunas propuestas incluyen restringir la venta online de modelos ilegales y establecer registros obligatorios.