Un Volkswagen Escarabajo de 1975 demostró que la electromovilidad también puede convivir con los íconos del pasado. Se trata del Knepper 1303 RS-E, una conversión eléctrica que une el diseño clásico del legendario Beetle con tecnología de alto rendimiento.
A simple vista, recoge una nota de Motor1.com, el Escarabajo “azul maratón” parece discreto. Sin embargo, al acelerar, la ausencia de ruido del motor contrasta con una respuesta inmediata de sus ruedas traseras que giran con violencia y el humo de los neumáticos deja en evidencia su elevada potencia.
El responsable del proyecto es Rüdiger Knepper, propietario de Knepper Bugs & More, quien explica que el vehículo se utiliza habitualmente con una potencia limitada a 200 CV, configuración homologada para circular legalmente por la vía pública en Alemania.
En su modo máximo, reservado exclusivamente para pista, el 1303 RS-E alcanza 601 CV y 702 Nm de par, sin control de tracción. Incluso con la potencia reducida, la aceleración es contundente y se transmite de forma lineal al eje trasero.
La base del proyecto es un Volkswagen 1303 de 1975, encontrado en un desguace de California por Rüdiger Knepper y su hijo René. Aunque la carrocería presentaba daños, la estructura estaba en condiciones ideales para una restauración completa, en la que casi ningún componente técnico se mantuvo original.
El exterior conserva una apariencia cercana a la de serie. Destacan los guardabarros traseros de carbono ligeramente ensanchados y un alerón de techo, también de carbono, que aporta estabilidad a altas velocidades.
La tecnología bajo la carrocería es completamente nueva. La suspensión proviene en gran parte de un Porsche 944, combinada con componentes KW, Bilstein y Kerscher. El sistema de frenos utiliza elementos del Porsche 944 Turbo S, junto a discos del Porsche 964 en el eje delantero.
El sistema eléctrico integra 17 módulos de batería del Porsche Taycan, instalados en la parte delantera y trasera del vehículo. Estos alimentan un motor trasero procedente de un Tesla Model S Performance, adaptado en voltaje y conectado directamente a los ejes de transmisión Porsche 930, sin caja de cambios convencional.
Gracias a esta configuración, el Escarabajo acelera de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos. La autonomía varía entre 100 y 250 kilómetros, según el estilo de conducción, y admite carga mediante toma CCS o corriente alterna con adaptador.
El interior mantiene un diseño mayormente estándar, aunque prescinde del embrague y la palanca de cambios, reemplazados por un panel de control digital. Los asientos Recaro de BMW 2002 aportan confort y sujeción, mientras que la calefacción se realiza mediante un sistema eléctrico ubicado bajo el asiento trasero.
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Para comprobar su uso cotidiano, Rüdiger Knepper realizó un viaje de cuatro semanas por Bélgica, Francia, España, Portugal, Luxemburgo y Marruecos. El Escarabajo eléctrico recorrió 8.000 kilómetros sin registrar problemas técnicos.