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Mazda apuesta por la combustión limpia y prueba motores diésel con bajas emisiones

La firma japonesa avanza en una tecnología de captura de carbono aplicada a motores diésel, combinada con biocombustibles.

24 de Diciembre de 2025 | 12:20 | Por Carlos Valdés
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Mazda
El fabricante japonés Mazda continúa explorando alternativas a la electrificación total y avanza en el desarrollo de motores de combustión con tecnologías orientadas a reducir de forma significativa las emisiones de CO2.

En ese contexto, la marca japonesa reveló nuevos detalles de un sistema de captura de carbono aplicado a motores diésel, una solución que ya fue probada con éxito en condiciones extremas de competición.

La tecnología fue ensayada en la séptima ronda del campeonato japonés de resistencia Super Taikyu, utilizando un prototipo de carreras basado en un Mazda3. Durante la prueba, el vehículo rodó durante cuatro horas consecutivas al límite, lo que permitió evaluar la eficacia del sistema en un entorno más exigente que el uso cotidiano. Según la compañía, el sistema logró capturar y almacenar parte del CO2 generado por los gases de escape.


Uno de los aspectos clave del ensayo fue el uso de biocombustible diésel HVO100, capaz de reducir hasta en un 90 % las emisiones de CO2 en comparación con un motor diésel o de gasolina convencional. A esta reducción se suma un 20 % adicional aportado por el propio sistema de captura de carbono, lo que abre la puerta a escenarios de emisiones muy reducidas e incluso negativas.

Mazda explicó que el sistema se instala en el hueco de la rueda de repuesto y que su implementación en el prototipo de competición supuso un aumento de peso de aproximadamente 50 kilogramos. Esto sugiere que la tecnología podría adaptarse a vehículos de producción sin un impacto significativo en su arquitectura o comportamiento dinámico.


El funcionamiento del sistema, publica motor.es, se basa en un separador que contiene zeolita, un material poroso capaz de atraer y retener el carbono. Los gases de escape pasan primero por un deshumidificador y luego son dirigidos, mediante ventiladores independientes, hacia el separador, donde el CO2 se adhiere a la zeolita y es almacenado en un depósito específico.

A pesar de los resultados positivos, la propia marca reconoce que aún existen desafíos por resolver antes de llevar esta tecnología a producción. Entre ellos se encuentra la gestión del vaciado de los tanques de CO2, así como el consumo energético adicional que requieren los procesos de deshumidificación y almacenamiento, lo que incrementa el consumo de combustible.

Como referencia, Mazda señaló que un SUV como el CX-60 diésel, con un consumo medio de 5,1 litros cada 100 kilómetros, genera cerca de 13,77 kilogramos de CO2 por cada 1.000 kilómetros recorridos. Con un sistema capaz de capturar un 20% de esas emisiones, se podrían retener alrededor de 27,5 kilogramos de carbono en un viaje largo, una cantidad equivalente a un mes de uso habitual.

La compañía confirmó que los próximos pasos estarán enfocados en optimizar esta tecnología para su aplicación en modelos de producción, reforzando su apuesta por mantener viva la combustión interna mediante soluciones innovadoras que contribuyan a la reducción del impacto ambiental.
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