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La cruda revelación de atleta paralímpica belga: "Sin la eutanasia, ya me habría suicidado"

Marieke Vervoort está participando en la cita de Río y defiende su postura. "Si supieran lo que sufro, entenderían mi decisión".

12 de Septiembre de 2016 | 08:00 | Emol
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"Si supieran lo que sufro, entenderían mi decisión".

EFE
SANTIAGO.- Marieke Vervoort se transformó en una de las deportistas más seguidas en Río, donde está disputando los Juegos Paralímpicos 2016. Y no porque haya ganado la medalla de plata en los 400 metros del atletismo, sino que porque en la previa había avisado de su dramática decisión.

Antes de la cita, la belga reveló que muy pronto se someterá a la eutanasia para terminar con el calvario que le provoca la Distrofia Refleja Simpática, un padecimiento degenerativo e incurable, cuyos dolores son descritos como parecidos a una quemadura, pero que se intensifican a medida que la enfermedad avanza. La atleta ha perdido el conocimiento en algunas ocasiones por el sufrimiento.

"Soy un ejemplo de que la eutanasia no es un asesinato. Espero que pueda inspirar a mucha gente. Quiero inspirar al mundo y explicar que la muerte asistida me da tranquilidad. Sin la eutanasia, ya me habría suicidado. No quiero terminar como una planta", es la cruda revelación de la europea en declaraciones que publica hoy El Mercurio.

Vervoort justifica que la drástica determinación la tomó porque "veo muy mal, tengo veinte por ciento de visión, sufro de ataques epilépticos (durante uno de ellos se quemó las piernas con agua hirviendo que tenía en una olla) y tengo miedo de lo que vendrá. Me veo bien hoy, pero si supieran lo que sufro, entenderían mi decisión. Una amiga que es enfermera se desmayó al verme con un ataque".

El próximo 17 de septiembre competirá por última vez. "Dejaré el deporte, no porque no me guste, sino porque mi cuerpo ya no resiste. Creo que ese día lloraré, porque será la última vez, pero cuando uno deja algo de lado, lo ocupa con otra cosa y lo compensa. Quiero que me recuerden como la mujer que siempre sonreía y que nunca se quejaba".

Finalmente avisa que "mi mejor medicina es que me abracen cuando sufro, que me digan que va a pasar, que están conmigo. Yo grito, lloro, quiero morir, pero después de cuatro días malos, un día bueno vale la pena vivirlo".

Dijo que aún no tiene decidida la fecha en que llevará a cabo su decisión, ni tampoco se lo avisará públicamente.
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