Quiere enfocar todas sus energías en ganar la medalla en Tokio 2020.
Archivo personal.
SANTIAGO.- En 1999 Rodrigo Rojas tenía nueve años. En esa época su personalidad era la de un menor agresivo, peleador, que vivía con problemas en su colegio. "Un niño ritalín".
Hoy, ese chico que alucinaba con pelear con todo el mundo cuelga en su cuello de una medalla de oro. No cualquiera. Una que lo acredita como el nuevo campeón mundial de karate en la disciplina JKA, la más importante de Japón.
¿Cómo logró enrielarse? "Siempre fui bien problemático. Estaba condicional en mi colegio, pasaba peleando con todos, le ofrecía combos a cualquiera. Tuve muchas peleas callejeras, tonteras de cabro chico. Mis papás sufrieron mucho", cuenta desde Europa, donde hace una semana se subió a lo más alto del podio planetario.
Justamente esta agresividad y ganas de pelear hicieron que se obsesionara con entrar a una escuela de karate que se armó en el condominio donde vivía. "Obviamente nadie en mi casa quería. Pensaban que iba a terminar peor, que no me controlaría".
El tiempo dijo otra cosa. Rojas reconoce que el comenzar a practicar este deporte de contacto fue un antídoto a su "mal". "Logré canalizar mis energías. Ya no pegaba por pegar, ahora había algo más. Me sirvió para aprender muchos valores que quizás le gente desconoce que te aporta el karate. Piensan que es lo contrario".
Al poco entrenar comenzó a ver frutos. El primer torneo que ganó fue uno comunal en La Reina. Siendo muy chico se quedó con el primer lugar en la categoría kumite.
De ahí no paró. El 2016 fue su mejor año. Campeón panamericano y sudamericano. Él mismo cuenta que desde el 2008 que no hay nadie que le gane una final. Está invicto en los combates por medallas.
El último fue el domingo pasado. En Irlanda, contra el poderoso japonés Yasunori Okada. Siguió con su racha. Fue un 2-1 contra todo pronóstico. Además, hizo historia. Nunca había ganado esta competencia un luchador no asiático. Él fue el primero.
Por su pasión dejó de lado su profesión. Es kinesiólogo titulado de la Universidad Andrés Bello, pero hoy está dedicado ciento por ciento al karate.
Ahora piensa aún más en grande. "Ya fui campeón sudamericano, panamericano y mundial. ¿Qué me falta? La medalla olímpica. Por esa voy a Tokio 2020".
¿Estás seguro que puedes optar a un podio en los JJ.OO.? Muchos prometen lo mismo y después no tienen buenas actuaciones.
"Yo pienso en grande. Tengo las armas. Ahora que mi deporte es olímpico me enfocaré en eso. Sueño en grande. Lo de Irlanda me sirvió para que todos me conozcan. Puede que ya algunos me teman. Llamo a todos a que recuerden mi nombre en tres años más", desafía.
Hoy este "niño Ritalín" está enfocado en pelear con fundamentos, sobre un tatami. Chao a las riñas callejeras. Tokio 2020 está a la vista.
