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Yasmani Acosta se confiesa: Cuando competía por Cuba decía "ojalá me toque con un chileno, le gano con un dedo"

El luchador, quien ganó medalla de oro en los recientes Juegos Odesur, lleva tres años en el país desde que se escapó de su natal isla caribeña. Hoy, en su mejor momento, revela a Emol su historia en el deporte.

01 de Julio de 2018 | 11:00 | Por Matías Harz, Emol
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Yasmani Acosta cuando recibió su documentación chilena.

Instagram Yasmani Acosta
SANTIAGO.- Hace tres años, la vida del deportista Yasmani Acosta cambió para siempre. En 2015, sin oportunidades para representar a Cuba en Juegos Olímpicos ni en las mejores competencias mundiales, aprovechó un viaje a Chile para quedarse en el país y no volver más a la isla caribeña.

El escaparse le conllevó no poder regresar allá en ocho años, pero no le importó. Tenía claro que quería triunfar en lo que lo había acompañado toda su vida: La lucha grecorromana, deporte en el que era figura y contaba con un título Panamericano.

Sin embargo, en Santiago tampoco tuvo un camino fácil. Al no tener un permiso desde su país natal para representar a Chile, no podía participar en competencias internacionales.

A pesar de esto y mientras seguía tratando de conseguir el permiso, durante dos años trabajó como guardia de seguridad, tiempo en el que se vio obligado a retirarse de la actividad profesional.

"En 2017, Neven Ilic, presidente del Comité Olímpico me ayudó para que en Cuba me 'liberarán' para poder competir por Chile. Y lo hicieron. Acá ya me conocían, entonces a pesar de estar dos años sin entrenar sabían de mis capacidades", señala Acosta en conversación con Emol.

-¿Por qué si tenías tanto futuro no podías representar a Cuba en los torneos más importantes?

"Yo no iba a los Juegos Olímpicos porque solo mandaban a uno por país y ahí iba Mijaín (López), quien es triple campeón olímpico (Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016) y cuenta con cinco títulos mundiales. Es el mejor del mundo. Allá, yo venía detrás de Mijaín. Entrené con él todos los días durante nueve años".

-Me imagino que eso te hizo tomar la decisión de radicarte en nuestro país...

"Sí. En 2015 estaba desilusionado de que no viajaba y competía solo a nivel local. Por esto estaba pensando en irme a otro país para poder competir en grandes eventos. Allá ganaba fácil... Lloraba viendo los Juegos Olímpicos, porque veía que habían muchos a los que yo les ganaba".

Por esta misma razón es que eligió nuestro país para radicarse. Con cerca de 25 años, estando en Cuba, estaba desmotivado por no competir a pesar de ser de los mejores del mundo. Y justo en ese momento, cuando pensaba que ya no volvería al alto rendimiento, se realizó un campeonato nacional que el que ganaba, podía viajar a Chile. Ahí vio su oportunidad para "huir" y la aprovechó.

Y tras ese periplo, desde que obtuvo el permiso para competir con la bandera nacional, Acosta no ha decepcionado y se ha alzado como uno de los mejores deportista de Chile.

Aunque perdió dos años de entrenamiento, en 2017 inmediatamente mostró sus credenciales: Consiguió cuatro medallas de oro, una de plata y otra de bronce en el Mundial de Francia.

Con este impresionante registro que no dejó indiferente a nadie del deporte criollo, a fines del año pasado se le otorgó la nacionalidad chilena por gracia.

Así, en febrero de 2018 completó este proceso y le entregaron su cédula de identidad y pasaporte. Gracias a esto, en mayo, en los Juegos Odesur, evento en el que ganó el oro, compitió por el país siendo 100% chileno.

El método cubano y la comparación con el chileno


Pero Acosta no solo ahondó en sus últimos tres años, sino que contó por qué en Cuba salen tantos deportistas de elite.

"En Cuba hay una estructura donde la persona se desarrolla. Existen las EID, que son escuelas donde hay capacidad de 500 personas, para niños desde los 9 a los 16 años. Ahí viven, tienen comida, entrenadores y todo. Hay un EID en cada una de las 15 provincias del país. Entonces al tu tener niños entrenando ahí todo el día, alcanzas un nivel superior", señala el luchador de 1,90 metros de estatura.


Y continúa explicando: "Es una gran política a nivel nacional... No se paga por estar ahí. En los colegios hay un entrenador de base e incentivan a los niños a hacer deporte y los empiezan a captar. Ahí los llevan a un centro de entrenamiento básico, para saber sus capacidades. A los que les ven más futuro, los meten a la EID. Estos centros son gigantes, ojalá Chile tomara visión de esto".

-¿En Chile serviría implementar esta política?

“Yo creo que los resultados hablan por sí mismos. Si quieres ser bueno en algo, fíjate en qué hacen los mejores. Con lo poco que tiene Cuba, tiene resultados”.

130 Kilos es la categoría en la que compite Acosta
“En Chile lo que yo veo es que el atleta recibe apoyo cuando obtiene resultados… Tú no puedes recoger antes de sembrar. Tienes que sembrar primero. Yo creo que el apoyo es más importante en los niños que en los adultos”.

“El sistema es muy bueno y ojalá se pudiese emplear en Chile, pero acá tienen otra visión. Se darán cuenta en unos 10 o 20 años. Aquí apoyan al mejor, pero no creo que sea una buena decisión”.

-¿Se requiere mucho dinero o es solo voluntad?

“No creo que sea plata. Se invierte plata en muchas personas que sus carreras ya están terminando”.

También, el luchador confesó las grandes diferencias que existen con Chile. “Aquí muchos atletas comienzan en el deporte a los 15 años. Con 18 están compitiendo. Solo llevan 3 años. Lo pones con otra persona de la misma edad de Cuba, Venezuela o Colombia y ellos llevan 10 años en el deporte”.

"Los que están en el EID, cuando tengan 20 años, a un chileno le ganan con un dedo. Porque lleva mucho más tiempo compitiendo... Yo ahora soy chileno y no me gusta que la gente piense así. Cuando estaba en Cuba yo decía ‘ojalá me toque con Chile, le gano con un dedo’”.

-¿Si tú te hubieses criado en Chile no tendrías los resultados de ahora?

“No”.

Ahora, Yasmani Acosta seguirá preparándose este año para lo que será su próximo gran desafío: Los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en el que asoma como uno de los favoritos para luchar en la final ante el mejor de todos, el cubano Mijaín López.

Este evento será una antesala de lo que será su máximo sueño, clasificar y disputar los JJ.OO. de Tokio 2020, en los que por su rendimiento es una clara esperanza de pelear por una medalla olímpica.
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