En 2019, la selección de chilena de vóleibol adulto hizo historia. Consiguió una clasificación a Juegos Panamericanos después de 40 años. Además, fueron terceros en el Sudamericano luego de 28 temporadas. Este 2020, en enero, participaron del preolímpico -que se realizó en nuestro país- y aunque no pudieron abrochar su boleto a Tokio, el Arena Monticello se repletó de gente por 3 días.
El boom de este deporte se puede explicar, en mayor parte, por la nueva camada de jugadores jóvenes que existen. Nombres como
Simón Guerra, Matías Banda, Gabriel Araya o los hermanos Tomás y Matías Parraguirre hacen que Chile se ilusione.
Pero hay otro jugador que ha sido fundamental. El referente. Se trata del capitán del equipo: Dusan Bonacic. El receptor santiaguino de 24 años y 1.96m de estatura, con pasos por Europa y hoy en la liga A1 de Argentina, es el líder del sexteto nacional.
Hoy, confinado en su casa por el coronavirus, repasa con Emol sus inicios, su visión de la selección de vóleibol y además, hace un diagnóstico del deportista y el hincha nacional.
El vóleibol chileno
Bonacic es un jugador experimentado, pese a su corta edad. Ha pasado por las prestigiosas ligas de Italia y Suiza, entre otras. Hoy es parte del plantel de Gigantes del Sur en Argentina.
¿Hay muchas diferencias entre esas ligas y Chile?
"A nivel de liga profesional, realmente estamos lejos todavía. Se necesita plata, clubes que quieran jugar, que tengan poder económico para adquirir jugadores extranjeros y chilenos. Europa es todo mucho más ordenado, tema de pagos, cantidad de gente. Argentina es potencia en el vóleibol, pero allá es parecido a lo que hay en Chile. Muchas veces la liga deja mucho que desear. No tenemos nada que envidiarle a Argentina, pero sí estamos muy lejos de tener una liga profesional en Chile".
- ¿Entonces qué falta?
"La plata hay, los recursos están. Falta que los clubes quieran jugar, que se formen más equipos. En Santiago deben haber no más de cuatro clubes, y dos deben tener alguna selección con categoría adulta. Entonces, en Chile no hay ninguna competencia federada, o algo llevado a cabo por el Estado para querer profundizar y profesionalizar el vólei. Estamos muy lejos, faltan equipos, clubes que quieran solventar todos esos gastos. Jugadores hay por todo Chile".
Bonacic ha sido capitán de la "Roja" del vóleibol desde hace ya bastante tiempo. Es más, viene siendo parte de este combinado nacional desde categorías menores, pasando por juveniles, Sub 21, Sub 23, hasta llegar a la adulta. Diez años llevan jugando juntos. La conexión existe.
"Ser capitán es una responsabilidad enorme, es mucho y nada a la vez. Soy un jugador más, soy una parte más del equipo, lo único distinto a ellos es que llevo una cinta debajo del número. A veces creen que el capitán tiene que ser el mejor, pero no es así".
Los inicios y su relación con los primos Grimalt
Bonacic, antes de incursionar en el vóleibol, jugó tenis y fútbol. De hecho, hasta fue arquero de la Sub 12 y Sub 13 de la Universidad de Chile, el club de sus amores.
"Traté de practicarlo (fútbol) cuando chico. Como era alto y más grande me subían de categoría, yo tenía 12 o 13 y jugaba con los de 16. Eso me frustraba porque me metían goles por todos lados, no podía seguir el ritmo. Terminé frustrándome, iba a entrenar y la pasaba mal. No me gustaba".
Ahí fue cuando apareció la figura de su primo, Marco Grimalt. El exitoso voleibolista de playa le insistió que fuera a entrenar, que aprovechara su altura. Pese a mostrarse reticente en un principio, Bonacic cedió y después le encantó.
"Como era alto y más grande me subían de categoría, yo tenía 12 o 13 y jugaba con los de 16. Eso me frustraba porque me metían goles por todos lados, no podía seguir el ritmo. Terminé frustrándome, iba a entrenar y la pasaba mal. No me gustaba"
Dusan Bonacic
"Los Grimalt me conocen desde que estaba en la cuna. Siempre en reuniones familiares estamos todos, obviamente se habla de vólei. Somos profesionales, compartimos nuestras experiencias y nos damos cuenta que son muy similares".
El deportista y el hincha chileno
- ¿Crees que al deportista chileno, en general, le cuesta creerse el cuento?
"El deportista chileno, antes de asentarse en la élite mundial, tiene que vencer muchas cosas. Cuando eres chico tienes que lograr que el colegio te apoye o entienda que tú estás tomando otra opción. A veces hasta tienes que luchar contra tu familia, contra la historia. Son pocos los que logran instalarse en la élite mundial, y los que lo hacen se ven como superhumanos, pero no es así".
En el pasado preolímpico de enero, la "Roja" que lidera Bonacic repletó el Arena Monticello cada vez que jugó. Cerca de 4500 personas asistieron cada día y en conceptos de televisación, fueron récord en rating. Hechos concretos de que hay gente para otros deportes, aunque Dusan deja una reflexión.
"El tema general de Chile es que pesca solo el fútbol, o que la gente quiere ver fútbol. El fútbol mueve masas, tiene plata, sale en la tele cada fin de semana. Pero con el último campeonato que hicimos en el Monticello, donde tres días seguidos fuimos transmitidos por TV abierta, llenamos el estadio con más de 4500 personas cada día, las entradas se agotaron días antes, mostramos que el vólei chileno está a muy buen nivel y que la gente nos quiere ver, y no solo a la de vólei: al básquet, hanbdball, hockey, rugby, y en mujeres y hombres".
Por lo pronto, este 2020 no habrá competencias. En 2021, eso sí, se disputará el Sudamericano adulto de vóleibol, que da un cupo al Mundial del 2022, pero aún no hay fechas. Tiempo y ganas tienen Bonacic y compañía para mentalizarse. Quieren seguir rompiendo la historia y meter a Chile en una cita planetaria.
