El arreglo de partidos sigue enlodando al tenis y esta vez el protagonista es un chileno.
Michel Vernier, de 29 años y 730 del ranking, fue castigado con siete años y cinco meses de suspensión tras haber admitido delitos de amaño.
Así lo indicó la Agencia Internacional de Integridad del Tenis, entidad que se encarga de estos casos.
"La Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) ha confirmado hoy que el tenista chileno Michel Vernier Quinteros ha sido suspendido del deporte durante siete años y cinco meses,
luego de admitir delitos de amaño de partidos", dijeron en un comunicado.
El caso de Vernier -que arruina su carrera con esta sanción-, trae a la memoria una carta anónima que escribió un tenista chileno en enero de 2016.
En aquella misiva publicada por el sitio Tenis Chile, el nacional, que decía estar en ejercicio y con puntos ATP, explicaba las razones de incurrir en este tipo de malas prácticas con crudo relato.
Recuerda la carta completa
Todo partió hace unos años cuando comencé a tener resultados, después de varias giras costeadas por mis padres que a punta de esfuerzos económicos confiaron en mi, logré sacar mis primeros puntos ATP.
No soy de una familia acomodada, ni tampoco me sobra el dinero como para darme un 'gustito' de viajar por placer, lo hago porque confío en mi, en mis sueños, confío en mi juego y por sobre todo confío en mis ganas.
Cuando comencé a tener resultados y los puntos empezaron a caer, se acercó a mi una persona ofreciendo 1.500 dólares por perder en primera ronda de un Future con un jugador que en la cancha era poco probable que me venciera, la primera vez no accedí, gané y avancé, pero en mi mente me quedó dando vuelta la opción de haber aceptado. En ese torneo perdí en segunda ronda y a la organización del torneo le correspondía entregarme 200 dólares de premios, descontando los impuestos me quedé con mucho menos y en mi mente me daban vuelta los 1.500 dólares que me habían ofrecido.
Tras una semana llena de confusiones, donde se me pasó la idea de aceptar esa oferta más veces que la imagen de mi primera raqueta, la oferta reapareció con un pozo mayor, a la semana siguiente, esta misma persona me ofrece 2.000 dólares que finalmente acepté, lleno de dudas, nerviosismo y miedo me dejé perder contra otro jugador al que yo le había ganado dos partidos, el "prize money" del torneo me entregó 117 dólares (menos impuestos) por caer en la ronda de 32, pero en mi bolsillo tenía 2.000 extras que me dieron la tranquilidad emocional de poder seguir compitiendo.
Las ventas de mis partidos fueron siendo más usuales, pero a la vez me fui desprendiendo monetariamente de mis padres. El miedo jugaba conmigo en la cancha porque de vez en mes veía estas grandes sanciones a jugadores descubiertos y temía ser el siguiente.
Meses después en un futuro en Argentina me toca enfrentar en primera ronda a un jugador al que nunca le había sacado ni tres juegos en un set, era mi rival a vencer, mi bestia negra, el favorito del torneo y más de 600 puestos mejor encumbrado que yo en el ranking ATP, entré enfocado, tanto que gané el primer set por 6-1, sorpresa para mi y para la escasa gente que nos fue a ver, cuando gané el segundo set por 6-2 me di cuenta que no era el único que estaba en este ‘mundillo’ oscuro llamado apuestas.
Hoy mi realidad es similar, sigo jugando futuros y Challenger, sigo vendiendo algunos partidos, pero más a menudo vendo solo algunos set e incluso he llegado a vender juegos y para sorpresa he vendido hasta doble faltas en el servicio. No me arrepiento, no me da vergüenza ni tampoco me jacto de esto, lo siento un mal necesario y mientras las autoridades no mejoren los premios de los torneos, yo y todos mis cercanos seguiremos incurriendo en esta falta para poder vivir de nuestra pasión.