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Sufrió depresión, alcoholismo y tiró sus raquetas a la basura: El renacer del ex top 10 que lloró al entrar al cuadro principal de Roland Garros

"Llegué a pensar que iba a terminar en un manicomio", afirmó Lucas Pouille.

27 de Mayo de 2023 | 18:01 | Redactado por Felipe Santibáñez, Emol
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Roland Garros
Lucas Pouille, 670 del mundo, superó la qualy y se metió en el cuadro principal de Roland Garros. Tras vencer a Jurij Rodionov (134°) el pasado jueves, se sentó y comenzó a llorar al borde la cancha. El publico se conmovió al verlo. Lo ovacionó y coreó su nombre.

No han sido años fáciles para el tenista francés, que acumula cinco títulos en su carrera. Llegó a estar dos semanas en el top 10 mundial en 2018 y en 2017 fue campeón de la Copa Davis. Sin embargo, no pudo sostener el nivel, frecuentes lesiones lo lastraron y fue absorbido por una espiral de decadencia.


En una entrevista con L'Equipe, habló sobre cómo la depresión lo carcomió.

"Empecé a tener un lado más oscuro y a entrar en una depresión que me llevó a dormir sólo una hora por noche y a beber solo (...) Me levantaba con los ojos hinchados. Todas las mañanas, Félix (su entrenador) me preguntaba: '¿No duermes? - Sí, sí, tengo alergia, a la moqueta, al polen, a la hierba'... Le mentía. Me encerré, no se lo dije a nadie", expresó.

En julio de 2021 salió del top 100 y en 2022 fue la última vez que ganó un duelo en el cuadro principal de un torneo ATP.

Buscando relanzar su carrera, comenzó a jugar Challengers, pero los resultados no fueron los esperados.


"De pronto, de estar entrenando para encontrar la mejor forma, terminé en un hospital de Niza durante dos semanas en una cama hiperbárica para ayudarme a curar más rápido, rodeado de enfermos, moribundos, cánceres terminales… Yo estaba ahí por una fractura de costilla, pero me daba mucho miedo. No podía pegar un ojo, me hundía, me despertaba con los ojos desorbitados. Después de una semana sin dormir, tiré todas mis raquetas a la basura y le pregunté a mi familia: '¿Les parece normal que a los 28 años, y siendo padre, llore todas las noches en mi habitación de hotel cada vez que pierdo?'", comentó.

Pouille reveló que hubo un momento clave. Un día, le llegó un mensaje a su teléfono. Era una foto de su hija. Eso le hizo click. Se dio cuenta que quería seguir viviendo.

"No hablaba sobre lo que me pasaba con nadie. No era la mejor receta. En un momento dije basta. Llegué a pensar que iba a terminar en un manicomio. Por mi salud mental, tuve que parar", declaró.

Poco a poco logró salir de su estado depresivo. Cuando ganó el último partido de la qualy de Roland Garros su esposa, Clemence Bertrand, se desmayó en la tribuna por la emoción. El tenista no se dio cuenta en el momento. Luego el encuentro, declaró que ganar frente a su familia y amigos, que lo habían visto en el fondo, era un orgullo.

"Recuerdo que eran las 22.30, las 23, y estaba con amigos, mi entrenador y mi mujer, cenando. Nadie decía una palabra, mi cabeza estaba gacha, repitiéndome, como todos los días: '¿Qué haces en la cancha?' La verdad es que no fue un buen momento, pero ahora sonrío y estoy contentísimo. Por todo lo que me están dando los aficionados, es fantástico", manifestó.
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