Lewis Hamilton tuvo un decepcionante debut en Ferrari al terminar décimo el Gran Premio de Australia, en la jornada inaugural de la nueva temporada de Fórmula 1.
El siete veces campeón del mundo largó la carrera en octavo lugar y nunca logró estar cómodo con su auto. Le costó encontrar ritmo para ganar posiciones y el rendimiento de su monoplaza tampoco ayudó.
Si bien gracias a las cambiantes condiciones generadas por la lluvia
se llegó a poner líder a 11 vueltas del final, la arriesgada estrategia de la Scuderia de quedarse en pista mientras los demás paraban no funcionó. Al final debió conformarse con sumar el último punto que entregó la competencia.
La frustración del inglés se notó durante la carrera en los múltiples cruces que tuvo con su ingeniero, Riccardo Adami. Uno de ellos ocurrió cuando se encontraba atrapado en el octavo puesto, detrás del Williams de Alex Albon.
"Por favor, abre el DRS después de cambiar de marcha”, fueron las palabras desde el muro de su ingeniero. La respuesta de Hamilton fue tajante. "Déjame hacerlo a mí, por favor, déjamelo a mí", expresó.
Algunas vueltas más tardes, el diálogo volvió a intensificarse cuando Adami le repitió la instrucción al británico. "Sé que es difícil Lewis, pero intenta mantener el K1 activo", fue el pedido, en referencia al botón para ayudar al adelantamiento.
"¡No estoy lo suficientemente cerca! ¡Cuando me acerque, lo haré!", contestó Hamilton con un fuerte tono.
La lluvia se intensificó en el circuito de Albert Park a 15 giros del desenlace y el inglés decidió quedarse en pista. Sin embargo, eventualmente fue forzado a parar por neumáticos intermedios, lo que le costó caer en la clasificación. La situación generó un nuevo intercambio con el equipo.
"¿Pensé que habías dicho que no iba a llover mucho? Perdimos una gran oportunidad ahí, ¿en qué posición estoy?", consultó. "Noveno", le dijeron. "Mier...", replicó un molesto Hamilton.
Tras la carrera transmitió su resignación y se disculpó por el tono de sus comentarios. Apuntó además que les queda mucho por mejorar para ser competitivos con los equipos de punta.
"Fue mucho peor de lo que pensé que sería. El auto fue muy difícil de manejar. Agradezco que lo pude mantener lejos del muro, porque hacia allá parecía querer ir", lamentó.
A su compañero Charles Leclerc no le fue mucho mejor, ya que finalizó octavo en Melbourne. Ferrari deberá dar vuelta la página, ya que en menos de siete días es el Gran Premio de China por la segunda fecha del campeonato.
