Hace 30 años la industria del fútbol vivió un cambio trascendental y que alteró su estructura para siempre. Jean-Marc Bosman, probablemente sin conocer el alcance que tendría su accionar, fue el impulsor de la revolución.
Bosman fue un jugador que llegó a ser capitán de la selección belga Sub 21 y que en 1990 enfrentó un gran problema. Finalizó contrato con el RFC Lieja y quería firmar con el Dunkerque, un equipo de la segunda división de Francia. Pero el traspaso no se pudo hacer.
El RFC Lieja, amparándose en el "derecho de retención", le exigió una compensación muy alta para dejarlo partir: 12 millones de francos belgas. El club también le dio otra alternativa. Renovar contrato, aunque con una importante rebaja salarial.
Bosman no aceptó y llevó el caso a la justicia. Demandó al Lieja, a la Federación de Bélgica y a la UEFA. La batalla legal se extendió por cinco años, hasta que en diciembre de 1995 el Tribunal Europeo de Justicia le dio la razón. La sentencia tuvo implicancias enormes.
Se declaró ilegal el derecho de retención. Un club ya no tenía que pagar por un jugador si este había finalizado contrato con su anterior equipo. No fue lo único. Se invalidaron los cupos de extranjeros y así los clubes de la Unión Europea pudieron fichar sin importar la nacionalidad de los futbolistas.
La ley Bosman cambió de manera dramática el mercado futbolístico. Disparó el valor de los jugadores y ayudó a que las ligas con mayor poder adquisitivo (España, Inglaterra, Alemania e Italia) consolidaran su hegemonía a nivel continental.
Para entenderlo mejor, de una temporada a otra el Real Madrid y el Barcelona pasaron de tener ocho españoles en sus onces titulares a solo cuatro.
Otros sufrieron el dictamen de la justicia. Perdieron calidad. El Ajax, campeón de la Liga de Campeones en 1995 y subcampeón en 1996, vio como los poderosos de Europa se llevaban a todas sus figuras.
Lennart Johnson, por aquel entonces presidente de la UEFA, llegó a mencionar que era "el fin del fútbol".
"Los jugadores todavía eran rehenes de sus clubes cuando todos los trabajadores tenían derechos. Bosman pagó un precio muy alto a nivel personal y profesional a fin de librar a sus colegas de un sistema injusto. Eran rehenes de sus clubes incluso después de que sus contratos hubieran terminado", afirmó hace poco el responsable de la Unidad de Deportes de la Comisión Europea, Matteo Zacchetti.
Si hoy las grandes estrellas cobran sueldos estratosféricos es, en parte, gracias a Bosman. Pero probablemente no saben quién es ni lo reconocerían en la calle.
El impulsor de la ley no recibió beneficios. Por el contrario, pagó un precio muy caro por su osadía.
"Los futbolistas ganan millones gracias a mí, pero yo vivo en la miseria", llegó a decir Bosman.
Al mediocampista le cerraron las puertas. En 1991 firmó por el Charleroi belga, pero le pagaban menos de mil euros por considerarlo un riesgo. Cuando dejó ese club, tuvo que instalarse en el garaje de sus padres. Para ese entonces, ya se había separado de su esposa.
La situación no mejoró. Bosman no pudo encontrar club y se vio obligado a retirarse a temprana edad.
"Todos los clubes me rechazaron, me convertí en una persona non grata. Sufrí el boicot del fútbol. Para mí fue una catástrofe", aseveró en una entrevista concedida a la BBC.
"La mayoría de los futbolistas no saben por qué tienen tanto dinero y no han reconocido lo que hice. Hubo un muchacho que combatió contra el sistema en los tribunales durante cinco años", añadió.
Le dieron una indemnización de 280 mil euros por daños y perjuicios que no le duró mucho. Cayó en el alcoholismo y fue sumando problemas. En 2013 lo condenaron a un año de cárcel por haber agredido a su novia. Después de esa sentencia le costó encontrar trabajo.
En ese momento, apareció el Sindicato de Futbolistas Profesionales (FIFPro) para ayudarlo con una pensión. De eso vive.
Recientemente, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) organizó una jornada para hablar del tema. Uno de los que tomó la palabra fue Juan De Dios Crespo, CEO y director del Departamento Deportivo en Ruiz-Huerta & Crespo Abogados. Él dio a conocer información sobre cómo está actualmente Bosman.
"Bosman está destrozado, FIFPRO le paga un dinero al mes, un mínimo, para poder vivir. Es más joven que yo y parece mi abuelo", apuntó.
Siguiendo en esa línea, declaró: "No ha sido respetado. Bosman se pegó un tiro en el pie pero consiguió que otros lo lograran. Algunas personas dijeron que eso era acabar con el fútbol. Hubo incomprensión. El presidente del Dortmund dijo 'no quiero jugar un partido once brasileños contra once argentinos'. El del Bayern dijo 'si vienen once de la Unión Europea que son buenos, que jueguen los once', lo entendió mejor".
Crespo contó que hace un tiempo un propuso que los futbolistas donaran, una única vez, el 10% de su salario mensual para ayudar al belga. Solo Juan Mata, un ex Manchester United, aceptó.
Pocos lo han ayudado. Además de Mata, estrellas de la selección de Países Bajos le donaron la prima por haber ganado un partido amistoso contra Bélgica y la madre de Adrien Rabiot, ex PSG, le obsequió 12 mil euros.
"Todos se han beneficiado de la ley Bosman menos yo", se quejó con tristeza el belga, hoy de 60 años.