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"La espera": Una sorprendente novela juvenil chilena escrita a cuatro manos

Camila Valenzuela y Claudia Andrade construyen una historia de amor, soledad y desencuentros a partir de una protagonista que permanece en coma.

26 de Julio de 2016 | 09:35 | Por Alberto Rojas
"La Gaby está angustiada, por eso no la culpo de que se desquite conmigo. Es raro verla preocupada por la Dani, porque nunca ha sido así con ella. Ni siquiera cuando se quemó el pelo con el alisador o cuando se enfermó en serio el invierno pasado se preocupó tanto. Siempre pensé que le tenía celos, aunque es una tontería, porque ni yo compito con la Dani. Ni yo, que tengo mucho más derecho a hacerlo".

Este es un fragmento de "La espera" (Alfaguara, $ 10.000), de Camila Valenzuela ("Zahorí", "Nieve negra") y Claudia Andrade, ambas escritoras y candidatas a doctoras en Literatura de la Universidad de Chile. Una novela que gira en torno a su protagonista, Daniela, una joven que permanece en coma tras ser atropellada a la entrada de su colegio. Y a quien el lector va descubriendo —con todas sus luces y sombras— a través de los ojos y experiencias de sus amigos y familiares. Imágenes que muchas veces resultan confusas y hasta contradictorias. ¿Daniela volverá a despertar?

Escrita a cuatro manos, "La espera" se presenta oficialmente este jueves 28 de julio, a las 19:00 horas, en la Tienda Nacional, ubicada en la Calle Merced 369. Además de las autoras, ese día comentarán esta obra los booktubers Yayo del Rey, del canal de YouTube Lectura con Lentes; e Ignacio Rebolledo, del canal Inmortales.

- ¿Cómo nació la idea de escribir "La espera"? ¿Qué las motivó?
- Camila: La idea nació, en primera instancia, de las ganas de trabajar juntas desde una vereda creativa y no solo académica. Nosotras ya éramos compañeras en el doctorado y, además, estábamos empezando con CiEL (www.cielchile.org); a esas alturas, entonces, nos conocíamos, sabíamos cómo trabajamos y que, a pesar de nuestras diferencias, siempre llegábamos a un punto de encuentro de forma fácil, fluida. En eso, la Clau me pasó una novela que estaba escribiendo para que le diera mi opinión. La leí, me encantó y pensé: "Tenemos que hacer algo juntas". Sabía que podíamos, pero sobre todo, sabía que sería un proceso de aprendizaje para las dos, de compartir y de enriquecernos mutuamente. Supongo que a la Clau le pasó algo similar, porque apenas le propuse la idea de escribir una novela a cuatro manos, me dijo que sí. Y entonces, de nuevo, todo fluyó.

- Vemos que esta es una novela coral, en la que el testimonio de diferentes personas permite ir construyendo la historia de Daniela, su protagonista. ¿Por qué decidieron darle esa arquitectura a la novela?
- Claudia: Queríamos una novela que no fuera lineal, sino fragmentaria. Que los lectores y las lectoras llegaran al final y se preguntaran quién era Daniela. Y que la pregunta quedara, obviamente, sin respuesta. Porque, a fin de cuentas, ella siempre se diluye frente a la mirada tanto de los demás personajes como de sí misma. Y del/a lector/a, claro. Además, en lo personal, me gusta mucho "Mientras agonizo", de William Faulkner, donde todos los integrantes de la familia así como los vecinos, a través de soliloquios, construyen la historia que rodea la muerte de la matriarca. Y esa idea, la de tratar de descubrir qué esconde la naturaleza humana y la imposibilidad de conocer la verdad acerca de alguien, me fascinó. Y, por supuesto, también encantó a Camila.

- También eligieron que varias comunicaciones entre los personajes tuvieran formato de correo electrónico. ¿Fue una manera de acercarse más al mundo de sus lectores?
- Claudia: Más que eso fue una forma de mostrar que muchas de las interacciones importantes de la vida son virtuales, ya sea a través de correos electrónicos o por whatsapp. También nos gustó la idea de mostrar la historia previa al accidente, especialmente respecto de la relación entre Daniela y su mamá. Los dos personajes están llenos de pliegues y, sobre todo en el caso de Luz, rompe con los esquemas prefijados de qué significa ser mujer y madre en una sociedad como la nuestra. Y eso se ve tanto en lo que dice en los correos como en lo que silencia.

- "La espera" es una apuesta de realismo duro, lejos de distopías o subgéneros más cercanos a lo fantástico (vampiros, ángeles, etc.). ¿Esta es la literatura que están leyendo hoy los jóvenes o todos estos estilos están coexistiendo?
- Claudia: Los jóvenes leen de todo. No se trata tanto del "subgénero", sino de la historia misma. Si los atrapa, si los remece, si los invita a imaginar. También tiene que ver con los personajes, si se sienten "reales", si se convierten en "compañeros de ruta". No importa si se trata de una novela distópica, de fantasía o ambientada en el mundo cotidiano; lo que realmente cuenta es la posibilidad de ingresar a los mundos que nos presenta la ficción literaria y salir de ellos como personas diferentes.

- ¿Qué desafío representó para ustedes escribir una novela a cuatro manos?

- Camila:
La verdad es que, habiendo trabajado juntas desde la academia, teníamos bastante claro qué le interesaba a cada una a nivel estético y temático, y eso nos permitió llevar a cabo un proceso creativo muy amable. En ese sentido, quizás el desafío estuvo en una segunda etapa, es decir, no tanto en la concepción de la novela y en su escritura, sino en la edición que hicimos antes de enviarlo a la editorial: entender que una no escribe ni piensa como la otra, que las experiencias y el lenguaje son diferentes, y que dentro de esa amalgama de diversidad debíamos llegar a un punto de encuentro en el cual las dos quedáramos contentas. Y resultó. El conocernos en otros aspectos nos permitió vivir ese desafío de un modo simple y abierto.

- Y después de la experiencia de "La espera", ¿piensan volver a escribir juntas?
- Camila:
De todas maneras; de hecho, ya tenemos dos proyectos en carpeta y, apenas salgamos de nuestras tesis doctorales, nos pondremos a trabajar en ellos.
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