SANTIAGO.-
"Jesús", la nueva película de
Fernando Guzzoni, cuenta la historia de un joven de 18 años y de clase media que ocupa su tiempo en bailar
K-Pop en el GAM, carretear, drogarse y ver videos de asesinatos macabros junto a sus amigos.
Jesús
(Nicolás Durán) vive con Héctor
(Alejandro Goic), su padre, que a ratos sale de Santiago por trabajo, motivo por el que el muchacho pasa gran parte de su tiempo solo en su casa. El contacto entre ambos es escaso y las veces que interactúan, es cuando Héctor descarga todo su enojo por la holgazanería de su hijo. Jesús no estudia y tampoco trabaja. Planea terminar la enseñanza media en un 2x1, no obstante tiene otras prioridades en su vida, entre ellas conseguir un nuevo celular.
Pero la vida de libertinaje tiene sus días contados justo en el momento en que, en compañía de su círculo de amigos,
golpean a un adolescente en estado de ebriedad en un parque. Así, lo que comienza como una jugarreta motivada por el excesivo consumo de alcohol y sustancias, termina en una tragedia de la que buscará escapar.
De ahí en adelante, el acercamiento entre Jesús y Héctor será tan cómplice como tenso, mientras los autoridades buscan a los responsables de la brutal golpiza cuando la víctima se encuentra al borde de la muerte.
Inspirada libremente en el caso de Daniel Zamudio, joven que en 2012 murió a manos de un grupo de simpatizantes neonazis, Fernando Guzzoni presenta aquí una obra que se centra en la vida de un victimario en contraste con la cinta "Nunca vas a estar solo", de Alex Anwandter, que también se inspiró en el crimen del joven homosexual asesinado hace cinco años.
Guzzoni dice que construyó su nueva película "pensando en un relato sobre la relación fracturada entre un padre y su hijo. Me interesaba arquetípica y antropológicamente esa relación, creo que es un paradigma ineludible".
"Es cosa de ver la prensa y detenerse a examinar que, entre los jóvenes, tanto las víctimas como los victimarios, tienen figuras paternas difusas o ausentes. Eso habla de una soledad inmensa, que es la que quise retratar en 'Jesús', eso y también otras carencias, tal vez menos vistosas pero elocuentes, como la necesidad de pertenencia, de comerse al mundo", suma.
En 86 minutos, el director que debutó en 2012 con su cinta de largaduración "Carne de perro", no cuenta más que la historia de un joven que se siente marginado y abandonado por su padre (su madre está muerta en la ficción). Siente, además, la libertad de expresarse de la manera que quiere y cuando quiere. Ello reflejado en su experimento con drogas, y el sexo con hombres y mujeres, tanto en su espacio más íntimo como en el público.
"Jesús" es explícita y muestra el lado más oscuro y menos amable, de parte de una generación que no sabe de aprehensiones y abraza la libertad sin límites. Contiene momentos que pueden resultar un poco incómodos en una butaca de cine, pero que están ahí para justificar la identidad que el realizador quiso darle al joven protagonista, como una escena donde a Jesús le practican sexo oral y otra en donde mantiene una relación sexual con otro joven, con masturbación incluida.
La dupla compuesta por Nicolás Durán -recordado por su brillante actuación en la serie "Bala loca"- y Alejandro Goic, destaca por sus interpretaciones muy creíbles y empáticas, que generan cuestionamiento en el espectador.
Importante, además, destacar el final de la película el que, sin duda alguna, es uno de los mejores elementos de este trabajo, sujeto a diversas interpretaciones y broche de oro perfecto para el filme chileno que debutó en el Festival de Cine de Toronto, donde se ganó la buena acogida de la crítica.
"Jesús" es, sin más rodeos, una de las mejores películas chilenas estrenadas en lo que va del año.