Los vestigios del Bim Bam Bum son inmortalizados por Maggie Lay en el documental "La última vedette"

SANTIAGO.- Como una luz que está lejos de apagarse, Maggie Lay brilla en escenarios más reducidos ante el fin de su era como una gran exponente de la entretención nocturna de Santiago. A sus 60 años, la ex figura del teatro revista Bim Bam Bum mantiene su afición por el canto y el baile, mientras se enfrenta a la soledad de su vida y a un actual trabajo pensado para hombres.

El director nacional Wincy Oyarce presenta nuevamente un personaje emblema de la bohemia chilena en el documental "La última vedette". En 2008, el realizador utilizó a la popular transformista del mundo under Hija de Perra para que protagonizara un crudo relato de ficción en "Empaná de pino".

En 65 minutos, el filme se adentra en la vida íntima de Maggie Lay, una mujer que divide su vida entre ser chofer de colectivo en San Bernardo y figura de shows revisteriles en pequeños locales como parrilladas o pubs de barrio.

Oyarce quizás hace una de las secuencias introductorias más llamativas del cine este año. Con fotografías de la vedette en sus tiempos de gloria, imágenes de archivo que retratan la realidad política y social de Chile en la época y una exquisita banda sonora, la puerta de entrada de este documental invita -casi adictivamente- a quedarse junto a la protagonista en toda su película.

Asimismo, la producción visualiza un tema reiterativo en la vida de Maggie Lay, una vida dura marcada por el yugo masculino, pero que a la fuerza logró sobreponerse al prejuicio moralista por su estilo de vida bohemio y ahora en un trabajo que lideran los hombres, pero donde ella logra brillar como en los escenarios.

Sin embargo, parte de este optimismo —que entrega el sello a un personaje tan carismático como el de la artista— se contrapone con la soledad de esta mujer, maldita por las desventajas de la bohemia, en una desgarradora confesión en la que acertó en su totalidad Oyarce.

Este relato de Maggie Lay, sobre Maggie Lay y por Maggie Lay es un fiel recuerdo de lo que fue en algún momento el Bim Bam Bum, el que sigue siendo inmortalizado, a baja escala, por esta última vedette, adicta a sus plumas, a la entretención, a sus seis gatos, pero sobre todo a mantener la vitalidad que la llevó a la fama en primera instancia.