SANTIAGO.- El siguiente bastión de Hollywood en caer, tras Harvey Weinstein, es
Woody Allen. El cineasta se posicionó como uno de los más prestigiosos de la industria durante varias décadas; aún cuando desde los 90 que carga con una acusación de abuso sexual por parte de su hija Dylan Farrow. Aún así, ganó premios Oscar por "Annie Hall" (1977), "Hannah y sus hermanas" (1986) y "Medianoche en Paris" (2011), y en sus elencos, cada actor y actriz se sentía afortunado de poder trabajar con el genio del cine.
Esos años han quedado atrás. La ola de feminismo de la cual nacieron agrupaciones como
"MeToo" y
"Time's Up", lo han condenado al exilio público.
El actor "Michael Cane", quien trabajó bajo las órdenes de Allen en "Hannah y sus hermanas" se sumó a artistas como Mira Sorvino, Ellen Page y Greta Gerwig, y aseguró que no volvería a trabajar con Woody Allen.
"Estoy pasmado", aseguró en una entrevista a The Guardian. "Soy un mecenas del NSPCC (Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Niños) y tengo opiniones muy firmes sobre la pedofilia. No puedo aceptarlo, porque amaba a Woody y lo pasé muy bien con él. Incluso le presenté a Mia (Farrow). No me arrepiento de haber trabajado con él, lo cual hice con total inocencia, pero no volvería a trabajar con él en el futuro, no".
El actor cumplirá 85 años durante esta semana y dice que no piensa retirarse del cine, por el momento. En los próximos días estrenará "My generation", documental que repasa su vida desde la década de los 60.