SANTIAGO.- Luego de
su avasalladora victoria en Indiana, el magnate del área inmobiliaria Donald Trump está a sólo 190 delegados de lograr el número mágico que lo consolidaría, para pesar de muchos, como el gran candidato del Partido Republicano.
Ello llevó a Ted Cruz, su más fuerte rival, a
dar un paso al costado poco después de conocerse los resultados. "Desde el comienzo dije que continuaría mientras hubiera un camino viable a la victoria. Esta noche lamento decir que parece que el camino está cerrado", informó el senador por Texas a sus seguidores este martes.
Y es que detener la elección del multimillonario como el candidato conservador es casi imposible. Pero ese "casi" mantiene a su único contendor, el gobernador por Ohio John Kasich, sin colgar los guantes y con pequeñas esperanzas de detenerlo.
Ganar lo que queda
Desde el 18 al 21 de julio se realizará la convención nacional del Partido Republicano en Cleveland, donde uno de los precandidatos será elegido como el representante para enfrentarse a los demócratas en los comicios presidenciales del 8 de noviembre.
A pesar de estar muy cerca de su objetivo, con las primarias realizadas hasta ahora, Trump aún no logra alcanzar los 1.237 delegados comprometidos para votar por él, que necesita para obtener formalmente la nominación.
Para evitar que aquello suceda, Kasich tendría que obtener una espectacular victoria en las nueve primarias que quedan por realizar, adjudicándose la totalidad de los delgados en cada una. Un situación difícil (casi imposible) considerando que una de ellas corresponde al estado de California, donde hasta el 30 de abril, Trump lideraba los sondeos con más de un 50% de los votos, según Real Clear Politics.
Otra esperanza del gobernador de Ohio se posiciona en que algunos de los delegados ya escogidos, desafíen la elección de los estados a los que representan y decidan quitar el respaldo a Trump, para evitar que logre adjudicarse la candidatura. No obstante, dicha práctica no es habitual y suele ser mal vista por la opinión pública y por la misma esfera política.
Delegados sin dueño
Además del total de 2.470 representantes comunes que se heredan de cada votación primaria, existen los denominados "superdelegados". Aquellos, corresponden a miembros del Comité Nacional del Partido, legisladores de la Cámara de Representantes y senadores, que no tienen atado su voto a ningún prospecto. El Partido Republicano posee un total de 150 "superdelegados", tres por cada estado.
Con ellos, Kasich posee una pequeña opción. Esto, pues los principales dirigentes rechazan el perfil de outsider del empresario y su tendencia a la ultraderecha, que difiere de las últimas elecciones del partido, que había optado por impulsar figuras más moderadas y que protegieran el status quo de la coalición. Incluso, su ala más tradicional ha establecido abiertamente su tajante oposición a la candidatura del magnate, tildándolo de "bufón peligroso" y como totalmente incapacitado para ocupar la presidencia de uno de los países más poderosos del mundo.
Aún si lo lograra, necesitaría que gran parte de los delegados comunes que obtuvieron los candidatos que abandonaron la carrera como Carly Fiorina, Ben Carson, Marco Rubio y ahora Ted Cruz –el con más cantidad de apoyo– le brindaran su respaldo en la convención.
Sin embargo, aquello no es tan simple. Cada uno de los 50 estados en disputa tiene sus propias reglas ante dicha situación. Una de las opciones es que los representantes voten de todas formas por el candidato al que habían comprometido su sufragio, aunque éste lleve varios meses fuera de las pistas electorales.
Una segunda posibilidad es que el propio candidato ya retirado, dé a sus delegados un mandato para elegir o bien que se deje libertad para escoger. Finalmente, podría pasar que los delegados se distribuyan de forma proporcional entre los dos postulantes que siguen en carrera.
A pesar del difícil escenario, John Kasich dio paso a la calculadora y, a diferencia de Ted Cruz, decidió continuar en la contienda y convertirse en el único luchador dispuesto a desafiar al gran magnate.