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Marta Yáñez, la jueza del caso ARA San Juan que tuvo que aprender sobre armas de guerra

A cargo del Juzgado de la ciudad de Caleta Olivia, la magistrada argentina debió estudiar submarinismo y aprender sobre navegación para investigar lo sucedido con la nave siniestrada hace un año.

19 de Noviembre de 2018 | 10:29 | La Nación de Argentina, GDA
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La Nación de Argentina, GDA (archivo)
CALETA OLIVIA.- Hace solo siete años la Corte Suprema creó el Juzgado Federal de Primera Instancia de Caleta Olivia, en la región del Golfo de San Jorge, Argentina. Precisamente a la altura de esta ciudad, pero en el interior del mar, el 15 de noviembre de 2017 el submarino ARA San Juan logró su último contacto con tierra antes de desaparecer.

Ante la imposibilidad de contactar con la nave, un día después de su última comunicación, la Armada acudió a la Justicia. El teléfono sonó en el juzgado y esa llamada de las autoridades navales marcaría un antes y un después en el pequeño grupo de personas que componen el tribunal.

Marta Yáñez, de 51 años, está al frente del juzgado de Caleta Olivia y hace un año la vida le cambió por completo: empezó a estudiar submarinismo, a introducirse en la jerga del mar, a entender tecnicismos y a aprender cómo funciona un arma de guerra. En definitiva, a investigar un caso judicial que no contaba con antecedentes en Argentina.

Se apoyó en el fiscal Lucas Colla y en sus secretarios más cercanos, entre ellos Miguel Biscardy, que anteayer la acompañó en la conferencia de prensa, la primera y una de las pocas que dio desde que se encuentra abocada a la causa por la desaparición del Ara San Juan y sus 44 tripulantes.

En su tribunal conviven varios expedientes relacionados con el buque, aunque las principales aluden a la búsqueda y a las razones, por ahora desconocidas, que provocaron el hundimiento. Al poco tiempo de iniciada la investigación, Yáñez pidió refuerzos. Se debían seguir tramitando los expedientes ordinarios del juzgado, por lo que los nuevos funcionarios fueron asignados a las causas habituales de la zona.

Mientras, ella decidió rodearse del grupo de cinco personas que desde el primer día habían empezado a estudiar la documentación vinculada al submarino. Son los fieles custodios de las 40 cajas del expediente, las más de 60.000 fojas de documentación reservada. Y es que Yáñez es celosa de la información: "Acá no hay filtraciones judiciales, si algo sale es porque las querellas lo dejaron trascender", dijo a La Nación a principio de la instrucción.

Con el paso de los días, decretó que la investigación "se tramitaba en reserva". Desde ese día se terminaron las fotografías a documentos y copias del caso. "Estaban difundiendo información sensible y parcializada para ser utilizada mediáticamente, y eso era una falta de respeto a los familiares y a la opinión pública en general", explicó.

Desde abril, los tres querellantes tienen acceso amplio a toda la información añadida a los expedientes del ARA San Juan, pero solo en forma personal. Pueden hacer copia manuscrita de los documentos y se les entregó permiso para asistir las más de 70 declaraciones que se tomaron hasta ahora.

Cercanía con el caso

Más allá de las investigaciones, la magistrada se ha visto especialmente vinculada al caso. En una entrevista que dio al canal de noticias argentino TN, en mayo pasado, la jueza se mostró conmovida ante el sufrimiento de las familias de los tripulantes. "Los estamos buscando como si fueran nuestros propios familiares", sostuvo. "Es primordial encontrar al ARA San Juan por los familiares de los tripulantes", añadió en ese entonces.

La noche del pasado viernes, cuando le informaron por teléfono del hallazgo de la nave en el lecho del mar, Yáñez pasó momentos de nerviosismo. No podía decir nada. "De arriba nos ayudaron", afirmó a La Nación la investigadora, quien se confiesa creyente.

Y es que desde que asumió el liderazgo del juzgado federal, la jueza vivió momentos personales duros: convivió con una difícil enfermedad que padeció su madre y debió enfrentar el tratamiento de quimioterapia al que fue sometida. Además, cuando cumplía su quinto mes de embarazo sufrió un accidente cerebrovascular. Pese a ello, logró dar a luz a su hijo sin inconvenientes.

Pasó por varias pérdidas familiares, pero logró superarlas, asegura, gracias a una profunda creencia en Dios. Esa fe es la que hoy la ayudaría a tener la fortaleza para llevar adelante, y con calma, las investigaciones sobre el submarino.

Pero el camino de la magistrada en el caso está lejos de terminar. Pese a que afirmó que por el momento no solicitará que se refloten los restos de la nave, la magistrada comenzará a analizar 67.000 imágenes y videos del ARA San Juan que aún yace en el fondo del mar.
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